lunes, agosto 31, 2009

Hagamos de Latinoamérica una “zona liberada”


¿Acaso no ha sobrevivido Cuba a un bloqueo de exterminio durante media centuria? ¿Acaso Mao no cerró sus fronteras?
Roxana Elias

Los países de la región “continúan” preocupados por la “ocupación consentida” de Colombia, país donde se han posicionado los más recientes enclaves de las fuerzas armadas de los Estados Unidos en Latinoamérica; en lo que algunos ven una suerte de cordón a lo largo y ancho del territorio ocupado. Este cordón permitiría contener a la población y organizaciones populares hacia el interior del país y, hacia el exterior, a las tropas de los países vecinos (por tierra, mar y aire).

Ante este panorama tan sombrío y que amenaza destrucción y muerte, los países latinoamericanos reunidos en la UNASUR decidieron “confrontar” a Barack Obama, el paladín de la oligarquía internacional con sede en Washington D.C., para pedirle explicaciones sobre los enclaves norteamericanos en Colombia. Por supuesto ya Obama ha dicho que verá a Brasil en la reunión del G- 20, deslindando posiciones y borrando de un plumazo a todo el resto de Latinoamérica (menos Colombia) “que no son sus iguales”. De esta manera los obvia y ni siquiera los dejará sentarse frente a él en el banquillos de los acusados, que era lo que Lula da Silva temía, sino que de frente los condena por pretender enfrentársele. El castigo ya comenzó en Honduras y los “ejecutores” que llevarán a cabo la imposición del resto, ya están instalados en Colombia.

La hipotética audiencia, no es ya siquiera, una posibilidad.

No obstante, los países miembros de UNASUR se van a reunir con carácter de urgencia en Bariloche, Argentina, para, precisamente debatir la forma de enfrentar la amenaza hecha ya realidad que representan para la región los enclaves yanquis, y ¿para insistir en la audiencia con Obama?

A esta cumbre asistirá el traidor Uribe, el que cual debería haber sido ya expulsado del organismo, puesto que su posición está tomada. Ya hizo su gira por Latinoamérica, con excepción especial de Venezuela, para recoger consenso, aunque parcial, y para dejar sentado que todo se reduce a una cuestión de soberanía.Los colombianos tienen derecho a tomar “decisiones soberanas”, ha dicho, en lo que se refiere a su “seguridad nacional”, y los demás países, vecinos y no vecinos no tienen ningún derecho a intervenir en lo que es política interna del país. Todo su periplo, con libreto incluido, por supuesto, le llegó por entrega directa desde Washington, D.C.

Obedeciendo las órdenes dictadas desde el Norte, Uribe, continúa con su ataque frontal contra Venezuela. No obstante esto, se ha visto, por parte de los gobiernos progresistas, como el de Correa, por ejemplo, cierto “ablandamiento” con relación al gobierno de Uribe, luego de que éste cumpliera con la orden de proponer “hacer las paces”, de buscar cierto acercamiento con los países con los que está en conflicto por la apertura del territorio de su país a la penetración yanqui en el continente. Dijo Uribe estar dispuesto a pedir “perdón” a Correa por la invasión de su territorio, a lo que no tardó Correa en responder que lo aceptaría, bajo ciertas circunstancias de “desagravio”. Sobre Venezuela no dijo nada concreto. ¿Aceptaría Chávez alguna “disculpa” que no conllevara la expulsión de las bases militares de Colombia?

Sabemos que esto es ya un proceso irreversible. Entonces, ¿por qué los presidentes de UNASUR van a perder su tiempo escuchando al traidor justificar lo injustificable? A menos que lo hayan citado para expulsarlo, esta convocatoria no tiene sentido. ¿A qué se está jugando aquí?

Ha llegado el momento de actuar. Si la UNASUR es realmente la organización que pretende ser, entonces debe dar la batalla. Sería peligrosísimo dejar que se consoliden las bases militares yanquis en territorio colombiano. ¿No están esos países y gobiernos de UNASUR, al servicio de sus pueblos? ¿No pretenden estar luchando por vencer siglos de opresión y pobreza, de abandono y explotación que han pesado y pesan sobre ellos? Después de lo que se ha avanzado, aunque no es mucho, ¿se va a permitir el aborto traumático de lo que constituye en estos momentos una esperanza de vida? Los yanquis sí quieren por supuesto “un aborto terapéutico”. Para ellos estas “criaturas” ponen en peligro la vida “de la madre”global, neoliberal e imperialista, obscena y castradora.

Los países de la región quieren evitar una confrontación armada con “Colombia”, o sea con el Norte. Quieren evitar la violencia y evitársela a sus pueblos. Pero sus declaraciones, por lo menos, están equivocadas. Habrá mas violencia y sufrimiento para los pueblos, que al final, siempre son los que pagan. Habrá más muertes, torturas, violaciones, secuestros y expoliaciones, si no se enfrenta militarmente el problema. A una agresión militar no se le puede oponer la fuerza de las palabras.
Los presidentes de la UNASUR, así como todo el resto de los presidentes progresistas y comprometidos con sus pueblos de Centroamerica y el Caribe, deben movilizar a sus tropas en una operación conjunta, hacia los territorios circundantes a las bases, con el fin de exigir a Colombia y a EEUU, su retiro inmediato. Así como Uribe y su camarilla arguyen que la presencia de las bases obedecen a un problema de seguridad y de que el ejercicio de la soberanía lo ha facultado a firmar el oprobioso acuerdo militar con los EEUU; de la misma manera y con los mismos argumentos y bases legales, los demás países pueden pactar la presencia de tropas de países de la región en cada uno de sus países, o en áreas estratégicas, “por motivos de seguridad nacional” o por cualquier otro que pudieran argüir, ya que todo se reduce, según Uribe, a una cuestión de ejercicio de la soberanía de cada país.

Sabemos que las acciones o incursiones militares que se planeen y ejecuten desde los enclaves yanquis, hacia adentro y hacia afuera de Colombia, gozaran de total independencia con respecto al gobierno de este país; que dichos enclaves y todo los elementos militares y paramilitares que los conforman, dependen directamente del gobierno asentado en Washington y, que, por otro lado, ese gobierno ha otorgado “patente de corso” al jefe supremo de las fuerzas armadas de Colombia, para que concentre y entrene sus tropas en sus bases y para que aquellas actúen conjuntamente con las tropas yanquis, como si pertenecieran al país del Norte.
Todo les será permitido: asaltar, atacar y destruir a los adversarios vecinos, sin tener que darle cuenta a nadie que no sea “su soberano presidente”. Asimismo, está garantizada la impunidad de los vulgares piratas que conforman las tropas militares y paramilitares que bajo el nombre de “contratistas” combaten al lado delejército regular. Estos elementos podrán asimismo, de manera individual dedicarse al asalto, ataque, violación, expoliación y abuso de la población civil del territorio ocupado y, en general, perpetrar cualquier otro tipo de acción violatoria de las leyes y de los derechos humanos, que pueda “coadyuvar”a manteneren alto “la moral de estos esbirros” del Señor de Norte.

Esa es la moral que corresponde a los representantes de la clase oligárquica y que utilizan y aplican para la consecución de sus fines. Esa es la moral del siniestro Uribe, que desde ya avala todo crimen y violación que se cometa en contra del pueblo colombiano que él tan indignamente “representa”. Esa es la moral de Uribe que le permitirá, entre otras cosas, hacerse perdonar por sus amos , las violaciones de los derechos humanos en su país (otra táctica de los halcones) y poder, al fin, firmar y aplicar el TLC; o sea llevar a cabo el acto de rapiña que los caracteriza: el robo, la expoliación y el saqueo de las riquezas y recursos naturales de ese país y de cualquier otro que pueda estar en sus vecindades, y que sea lo suficientemente rico y reacio a dejarse someter.

Venezuela, concretamente, en lugar de estar levantando las medidas económicas de restricción en las fronteras con Colombia, debería intensificar el bloqueo., debería cerrar sus fronteras y cortar toda negociación o comercio con dicho país, y lo mismo tendrían que hacer el resto de países de la región.

Aislar a Colombia, expulsándola de todos los organismos regionales a los que pertenezca, e internacionales regionales, o sea, la OEA, por ir en contra de los intereses de todos los países de la región, poniéndolos en peligro de caer bajo la opresión de dictaduras impuestas a través de golpes militares “de última generación “como el de Honduras; y por poner en riesgo la vida de millones de personas que conforman los pueblos que los sustentan, entregando los recursos y reservas naturales que les pertenecen, a la avaricia incontrolable y demencial de la clase oligárquica que hoy por hoy domina el mundo y pretende enseñorearse en él por muchos años por venir.

¿Se teme una caída en las economías, o a represalias económicas que impondría Washington? Hay muchos países en el mundo dispuestos a negociar e invertir en los países de la región, cuyos recursos son inmensos.

¿Acaso no ha sobrevivido Cuba a un bloqueo de exterminio durante media centuria? ¿Acaso Mao no cerró sus fronteras? Nada peor podría pasarle a nuestros pueblos que la opresión de la bota militar y el picoteo de las águilas por cien años más.
Hagamos de Latinoamérica una zona liberada.

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