miércoles, noviembre 14, 2007

EL CONDOR VUELVE A VOLAR...


El Cóndor vuelve a Volar
Por: Asociación de Cabildos del Norte del Cauca, ACIN


Actualidad Étnica, Cauca/Colombia, 30/10/2007. "Cóndores no entierran todos los días", la historia del pájaro Luis María Lozano quién actuó desde Tulúa durante la violencia de los años 50, escrita por Gustavo Álvarez Gardeazábal y puesta en cine por Francisco Norden tiene una actualidad escalofriante a tal punto que leer la novela o ver la película sin más comentarios hoy, podría ser interpretado como un cuestionamiento al Gobierno y un señalamiento al régimen presidido por Álvaro Uribe Vélez.

Esto a pesar de que "Cóndores" relata una época pasada sobre personajes y conflictos que supuestamente quedaron atrás. Pero no han quedado atrás. Por el contrario, uno ve que el mismo fenómeno y las mismas dinámicas se han profundizado, extendido y fortalecido. El uso de la fuerza y de la propaganda desde el Gobierno para cerrar los espacios de debate y asfixiar la oposición democrática a través del terror, el boleteo, la propaganda y el llamado fanático a definirse con el poder y en contra de "bandidos", es un llamado a la sangre y a la muerte. En cada pueblo y barrio de este país se impone el terror y se promueve la guerra.

El Presidente de la República hace explícita una intención perversa: cerrar todo espacio de oposición e imponer su proyecto de guerra y sometimiento. Toma partido por sus candidatos y abiertamente acusa a sus opositores políticos de ser guerrilleros. Advierte a la ciudadanía que votar por el PDA es votar por la guerrilla, a sabiendas de que esto es falso. Con estos planteamientos a gritos y repetidos por todas partes, llama a la guerra. A una guerra desde el bando del proyecto paramilitar no solamente por los vínculos de co-partidarios, congresistas, funcionarios y mandos de la fuerza pública con el paramilitarismo, por la agenda legislativa que favorece este proyecto, por la recurrente y creciente evidencia de conocimiento y participación del propio Presidente con este proyecto, sino porque además, el Presidente ha tomado partido de manera clara y directa a favor del paramilitarismo al que no denuncia y asevera haber desmantelado mientras le declara la guerra a la oposición a la que pretende desdibujar como terrorista.

Nos advierte que "no nos equivoquemos", nos recuerda amenazándonos las consecuencias de no apoyar sus órdenes. Sus amenazas tienen el respaldo de pájaros en todas partes que ejecutarán sus amenazas. Sabemos que no son palabras vacías. Alrededor nuestro están los agentes del odio y de la muerte.

En el momento preciso en que todas las evidencias y las investigaciones lo involucran y amenazan con exponer sus relaciones con el proyecto paramilitar, se aprovecha de las elecciones para reemplazar la acción de la justicia por la contundencia del respaldo popular. Pretende abiertamente que las elecciones lo pongan por encima de la ley y le concedan el poder para no ser cuestionable, ni cuestionado de modo que la justicia y la democracia se convierten en innecesarias pues él, el mandatario, cree consolidarse desde las urnas como el poder único e indivisible sobre el pueblo. Para qué justicia si la justicia es el Presidente, para qué democracia si el tiene razón, para qué paz y debate si las armas tienen la palabra, para qué derechos si el concede lo que cada cual se merece.

En últimas, durante este proceso electoral el Gobierno en cabeza de Álvaro Uribe Vélez ha anunciado sin ambages que el establecimiento es paramilitar, que el pueblo debe someterse "voluntariamente" al proyecto autoritario, que los intereses del Capital transnacional no tienen discusión y que quienes no se sometan, cuestionen o insistan en el debate de ideas y en la defensa de los derechos colectivos, no son opositores sino enemigos y sufrirán las consecuencias. Hay un llamado a la sangre y a la muerte, a menos que nos sometamos "a las buenas" al poder usurpado por élites transnacionales y escuadrones de la muerte. Poder que encarna el Presidente.

La intención clara es desplazar la contienda política a la guerra. Llevar a la oposición y al pueblo a salvar la vida de cualquier manera. Obedecer o someterse son presentadas como las únicas alternativas. Mantener abiertos los espacios para el debate político, para la resistencia civil y la lucha de las ideas, defendiendo la soberanía, los derechos y servicios fundamentales, la justicia, la libertad y un proyecto de país donde la libertad y la democracia sean posibles, constituyen la amenaza mayor para este régimen. El Gobierno prefiere la guerra, provoca el terror. Lo convoca, lo impone, lo reclama.

El Gobierno le teme a la conciencia, a los planes de vida, a la fuerza colectiva de una agenda de los pueblos que no se someten a existir para ser expropiados, explotados y manipulados con discursos enardecidos que llaman a "combatir, combatir y combatir". A pesar de que hay varios partidos políticos en realidad solo hay dos sectores en contienda en estas elecciones. Uno de ultra derecha, unificado ideológicamente pero hecho de fragmentos y retazos con las distintas facciones Uribistas y otro, fragmentado, de oposición en construcción desde posturas diversas que impulsa alternativas. De antemano sabemos que el Gobierno va a sumar los resultados de sus facciones como respaldo al proyecto único respaldado por el terror autoritario. Lo que viene es el control territorial y poblacional por la vía del terror y de la propaganda para que el proyecto económico de despojo avance.

Más allá de los partidos, hoy hacen falta los pueblos movilizados y activos en resistencia. Nos hablarán de libertad mientras nos esclavizan, de democracia mientras nos niegan la palabra, de justicia mientras la usan para perseguir a las víctimas y de desarrollo mientras nos roban y explotan para enriquecerse. En vez de dedicar nuestras energías a sumar fuerzas y a defender nuestra dignidad nos meterán en las colas para pedir limosna al Mesías en Familias en Acción y en los Consejos Comunitarios mientras nos reclutan para el terror y la guerra.

Los medios de propaganda harán eco a la verdad de guerra del régimen y nos habrán derrotado si nos la imponen. Uribe y el régimen solamente toleran y promueven un contrincante: "bandidos terroristas en armas" que merecen ser exterminados.

Resistir. Derrotar desde comunidades y pueblos concientes movilizadas este proyecto de muerte, impedir que nos asfixien en la guerra y que nos sometan al engaño es el desafío. El Cóndor vuelve a volar con su sombra de muerte; amenaza y anuncia más sangre y silencio. El terror, el hambre y la mentira son sus herramientas.

Resistir. Los Pueblos estamos llamados a ser concientes y a movilizarnos alrededor de una agenda común por la vida y la dignidad o a someternos al terror y al camino de la guerra. Resistir, somos todos, pero no somos nadie mientras no despertemos. Son nadie pero lo tienen todo mientras nos asusten y sometan.

Resistir. Si dejamos que nos cierren los espacios, el régimen autoritario tendrá lo que está buscando para robarnos y sembrar la muerte y el silencio. El cóndor ha anunciado su propósito de muerte. Por la vida y la libertad, desde la fuerza colectiva de las conciencias hay que cortarle el vuelo y que se haga justicia en derecho cuando deba responder por sus crímenes. Resistir, no dejarnos comprar ni engañar, no hacer acuerdos con este régimen que nos aplasta.

Resistir desde todos los espacios, en todas las actividades, a toda hora. Resistir abriendo los ojos, cuestionando, creando, negándonos al terror el engaño y la explotación. Resistir: entendiendo y compartiendo el dolor colectivo para poder decir ¡basta! y caminar en consecuencia la palabra incontenible de todas y todos. Resistir, desde el ejemplo de tantos años de lucha, de tantas víctimas, de tantos procesos que a pesar de todo no desisten y son sabiduría, ejemplo, experiencia y camino.

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