José Mario Zavaleta (especial para ARGENPRESS.info)
Contrastes en la actualidad salvadoreña predominan esta semana informativa que está concluyendo con la elección de los cinco miembros faltantes de la Corte Suprema de Justicia, que desde el uno de julio, se ha mantenido acéfala al concluir su período buena parte de sus miembros, entre ellos el presidente de dicho órgano de estado.
Es la primera elección que requiere de mayoría calificada de la Asamblea Legislativa, que corresponde a los dos tercios de los ochenta y cuatro diputados, desde que está gobernando la izquierda del FMLN, en un escenario que se plateaba difícil debido a que ninguna de las dos grandes fuerzas políticas cuenta con mayoría por si sola. Precisamente esta condición había provocado que se sobrepasara el período exigido para el parlamento salvadoreño en que debía elegir a cinco magistrados propietarios y ocho suplentes, y que ante la ausencia de acuerdos y las presiones sociales ocurre la iniciativa del Presidente Mauricio Funes quien ha convocado como facilitador a representantes de las fuerzas políticas a Casa Presidencial, y luego de casi dos semanas de deliberaciones al fin se ha llegado a acuerdos, y este mismo jueves por la noche, la Asamblea en plenaria ha ratificado la elección por unanimidad.
Se ha elegido al abogado José Belarmino Jaime como nuevo presidente de la Sala Constitucional, que es al mismo tiempo presidente de la Corte, y la incorporación de los prestigiados abogados Florentín Meléndez y Sidney Blanco, con trayectoria en la defensa de los derechos humanos el primero, y en la carrera judicial el segundo; además a Rodolfo Ernesto González y a María Luz Regalado Orellana. El período que inician este día culmina el quince de julio de dos mil dieciocho, y la trascendencia del hecho en que los buenos oficios del presidente de la República hayan favorecido el diálogo y negociación se entiende por la calidad que se proclama de los electos, que sustituyen a la anterior Corte Suprema de Justicia muy cuestionada por su participación negativa y oscura durante su período en que sus decisiones han puesto en peligro la gobernabilidad del país.
Otro evento de importancia que coincide con esta fecha es el lanzamiento del plan llamado “Casa para todos”, en el que el presidente Funes ha anunciado el inicio del plan anticrisis para el sector vivienda, y en el que se han de construir en todo el país casas de habitación para beneficiar en una primera etapa a 27,927 familias de las zonas urbanas y rurales del país. Lo innovador de este proyecto en el que se invertirán unos 232.5 millones de dólares, es que con financiación del gobierno participarán también constructores privados y la banca nacional, con la condición de que ninguna empresa podrá participar en más de dos grupos de casas, lo que favorecerá que no haya privilegios para las grandes compañías constructoras, y el estímulo para que participen las pequeñas y medianas compañías que siempre han sido relegadas. Además los proyectos se realizarán en zonas rurales y en urbanas de zonas de extrema pobreza, donde nunca se había planteado siquiera hacerlo. Es un hecho histórico que demuestra una nueva forma de gobernar y que tanto ha esperado la población que siempre ha sido marginada o tirada a su suerte.
Pero además, la situación de la epidemia de la Influenza Humana hace enfrentar a las autoridades de salud la etapa de difusión generalizada de casos en todo el país, lo que anuncia la posible declaración de la alerta roja, luego que se ha conocido a última hora la quinta víctima mortal que ha afectado a los niños predominantemente entre los 453 casos confirmados al momento. Sin duda un reto enorme para la nueva administración que, junto a las adversas condiciones económicas y sociales en que recibe del antiguo gobierno, hereda y enfrenta además una epidemia en su período de expansión, y que de nuevo exige a los médicos y demás trabajadores de la salud un máximo esfuerzo para ayudar al pueblo a superar esta nueva calamidad que proviene del exterior.
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