Luis Pastor está de moda. El poema que encabeza su último disco ¿Qué fue de los cantautores? —publicado en Cancioneros en 2008— se ha convertido en referente gracias a los últimos revulsivos sociales y a las redes sociales. Pero a este poema de cabecera del que hablamos al final de la entrevista, le acompañan 11 canciones y otro impactante poema que concluye el disco que el trovador afincado en el barrio de Vallecas de Madrid nos ha detallado, entre otros contenidos.
Después del magistral poema musicado con el que empieza tu último disco ¿Qué fue de los cantautores?, llega la segunda sorpresa del álbum: Gaviota a volar.
Sí, es una canción que sorprende porque su timbre es nuevo para muchos. Es una morna, un ritmo de Cabo Verde, uno de los 3 más populares que hay allá y el que más he oído. Con el productor Osvi Grecco la fusionamos con ritmos latinos. Originariamente la compuse con timple canario, pues últimamente compongo bastante con este instrumento. Hace 2 años la grabó Cesária Évora en criollo con el nombre de Gaivota pa voa. Fue una de las 3 canciones que le presenté para su último disco. Lo que pasó es que no llegó a entrar, pero estaba en el Itunes como canción de reclamo. La canción número 10, Borra de mí esta tristeza es otra morna de Cabo Verde.
El estribillo parece un taquirari boliviano ¿Habéis hecho algún guiño a Bolivia con Osvi Grecco?
¡Pues casi! Osvi —que es un músico argentino aunque vive en España desde los 20 años—, utilizó conceptos del candombe, de la música afroamericana de la zona norte del Uruguay y de Argentina. También conseguimos un sonido muy callejero tocando el bombo legüero, el tambor de piel del folklore argentino, en vez de tocar la batería. Se escucha también en Borra de mí esta tristeza, pues a Osvi le gustaba mucho.
El segundo tema es un sentido fado ¿Compusiste primero la letra para dedicarle a Amália Rodrigues y Cesária Évora?
En ese caso sí y luego le puse música. Averiguamos con Osvi que hace mucho tiempo el fado se acompañaba con acordeón y le metimos, al igual que la guitarra portuguesa que también tocó él. Con esta canción he querido contar la historia del fado. ¿Sabes que yo no escuchaba fado en los años 70 ni tampoco durante parte de los 80? Sólo tenía en casa un disco porque las letras eran de un poeta comunista. Me alejé del fado como también hicieron en Portugal los trovadores que conocí como el mismo José Afonso. Él no compuso ninguno hasta que fue a la universidad. Tampoco Fausto, otro trovador portugués que trabajó en mi tercer disco. La verdad es que nos alejamos del fado como aquí nos alejamos de la copla. La dictadura se había apropiado de esta seña de identidad de la música de raíz y la había desvirtuado. Por eso no lo escuchábamos. Empecé a escuchar fado en 1996 cuando Dulce Pontes grabó conmigo una canción que sale en el disco-libro Diario de a bordo. Sobre todo a partir de la nueva generación de cantantes portuguesas como Mariza, me fui acercando al fado. Fue entonces cuando escuché por primera vez a Amália Rodrigues.
¿No la habías escuchado antes? ¡Me sorprende!
¡Es que nos lo teníamos prohibido! Y mira que yo he trabajado al hilo de la música de Portugal desde los 18 años, también la de Cabo Verde y la de Brasil. Este eje es el que he querido que tuviera influencia en mi trabajo, en mi tímbrica y en mi rítmica. Por eso pude componer para el último disco de Cesária Évora una canción que se llama Verde Cabo di nhas odjos traducida por Teofilo Chantre —trovador de Cabo Verde que vive en París— y que ha sido su productor. He tenido la capacidad que ella cante mis canciones por toda esta trayectoria, por todas mis influencias, por todo lo que he mamado de esta música del Atlántico.
Más adelante podemos escuchar Flor de Cerezo, música tradicional castellana.
Sí. Desde siempre —y hace 18 años con mi esposa Lourdes Guerra— hacemos percusión corporal y cantamos a capella en portugués. Sobre todo música de José Afonso. Hace 7 años compuse por primera vez alguna así en castellano para el disco Pásalo en el que grabé con Chico César y músicos brasileños. Compuse la canción Mariposa de noviembre.
¿La canción que dedicaste a Violeta Parra? ¡Claro…tiene el mismo ritmo!
Sí, es el mismo ritmo, una cueca chilena —si la canta un chileno— aunque en realidad es una canción popular extremeña. Cuando toco y canto así, en lugar de una cueca me suena a mi infancia, a las jotas. Flor de cerezo es música popular que estoy recuperando. Aunque cuando me hice trovador a los 15 años tenía expectativas distintas: quería ser Joselito, Manolo Escobar… ¡lo que había mamado! Últimamente musico bastante sin guitarra y sin timple. Hago percusión corporal y canto. Tiro del hilo del primer verso, la grabo y luego le busco la armonía. Es algo que tengo allí metido, que me sale solo.
Te fuiste de pequeño a Vallecas ¿pero qué más te queda de la tradición extremeña?
Las canciones de trilla. Recuerdo a mi padre arando cuando yo era pequeño. Le gustaba y le gusta todavía cantar. Ha cantado toda la vida trabajando al igual que mi madre cuando estaba en casa. Es algo que hemos perdido en estos 20 últimos años. La afluencia de la música a través de las tecnologías nos ha invadido y hace que las personas no oigamos tanto al individuo cantar cuando está haciendo su faena.
Más adelante encontramos la canción Cartas de arena ¿Qué instrumento suena al principio? Me cuesta reconocerlo…
¡Es un serrucho con arco! Lo toca Cuco Pérez, el acordeonista. Fue una idea que surgió en los arreglos cuando silbaba la melodía. El violín que suena allí es un violín trompeta que yo no conocía y me sorprendió. Lo toca Diego Galaz. Escribí este poema que musiqué luego de ver la película El Cartero y Pablo Neruda. La vi porque hace 3 años Pasión Vega me pidió que quería cantar el leitmotiv y le escribí una letra para esta melodía. Pero al final no se la dejaron grabar porque el director de la película ya tenía una letra en inglés…De este film me encanta el personaje del cartero y cómo en su relación con el poeta él llega a serlo.
¿Y la letra de Amor que me dueles tanto también está inspirada en una película?
No, esta tiene que ver con mi vida. Tanto esta canción como Borra de mí esta tristeza son situaciones personales que he vivido y no sólo una vez, pues nosotros vivimos, caemos fondo, resucitamos…ya sabes…
¿Y qué puedes contarme de Los Celos?
Pues que fue un encargo. Me llamó mi amigo Alfonso Domingo porque iba a hacer un documental casi teatralizado para TV2 sobre las patologías diferentes de los celos y me preguntó si tenía alguna canción al respecto. Le dije que nunca había escrito sobre los celos y lo dejamos. Pero luego me inspiré, escribí este poema en 10 minutos y se lo mandé. Él lo encontró perfecto. Luego le puse música. Ahora acaba de salir el single de esta canción cantada por La Negra de Elche, una cantante gitana para la cual compuse Dama Cañí.
¿Y qué es lo que intentas contar en Dama cañí?
Lo que intento contar en esta canción —y que es la temática que vengo trabajando en discos anteriores— es la inmigración. Hablo de los inmigrantes que vinieron a España a hacer trabajos que nosotros no queríamos hacer durante estos últimos 15-20 años. El paisaje y el color humano de barrios como el madrileño Lavapiés acabarán siendo en el futuro la nueva imagen de la ciudad.
El track 13 es un impactante poema en acorde con la actualidad. Yo le llamo Poema 13.
¡Pues me gusta tu elección porque a mí me encanta el número 13! ¿Sabes que en todos mis discos anteriores hay 13 canciones? Lo pusimos al final porque la idea era terminar el disco como empieza. Recitando, sin música. Creo que lo conseguimos, quedó redondo. Este poema es antiguo. Por la temática, desde lo del 15M está de moda. Ahora estamos viviendo situaciones que hace que la gente se sorprenda con este texto y con el de ¿Qué fue de los cantautores?, pero escribí este último hace 5 años y el “Poema 13” en 2002 en el libro-disco ¡Soy! En este álbum hablaba de los emigrantes que vivimos eso y En las fronteras del mundo de la nueva inmigración. Pero hoy en día, ya no te tienes que poner en el lugar del otro, eres tú el que estás sin trabajo, sin casa, emigrante nuevamente…
El poema musicado ¿Qué fue de los cantautores? está siendo una sensación en Internet.
Sí, ¡nunca había tenido tantas visitas en tan corto espacio de tiempo!
En uno de los versos citas: “Cantautor a tus trincheras, con coronas de laureles y distintivos de amor, pero no des más la lata que tu verso no arrebata y tu tiempo ya pasó”.
¡Es que eso nos lo decían! Lo viví en carne propia. A partir del 79 estuve 3 años retirado en el teatro y cuando quise volver en el 81 con el disco Amanecer, me di cuenta que la gente que antes hablaba bien de nosotros en las emisoras o en los periódicos, de pronto nos empezó a mirar raro y hubo una etiqueta negativa que perdura todavía: la del cantautor coñazo, aburrido, que no tenía razón de ser una vez muerto Franco.
¿Hoy también sientes que los cantautores sois “una lata”?
Lo he oído pero a mí no me ha afectado. Demostré que era pura mentira cuando en el 83 me llamaron para hacer de cantante ciego en la televisión. Aquel personaje que cantaba canciones políticas, arrasó. Los lunes se hablaba de lo que había cantado “el ciego”, venían las revistas del corazón a mi casa…Cantaba dos canciones por semana sobre temáticas políticas concretas que hablaban los periódicos mientras me estaban diciendo que no tenían razón de ser….Por favor…Este personaje arrasó contradiciendo lo que estaban diciendo!
¿Es que siempre hay cosas para criticar, no?
Totalmente de acuerdo, lo que pasa es que se crió la idea de que en los años 80 era imposible que fuéramos con una guitarra. El único que se mantuvo allí, que lo ha estado siempre, fue Paco Ibáñez. Él siempre nos decía: “Chicos no abandonéis la guitarra, pasad de estas historias”. Pero yo toqué con banda. Por primera vez fui a clases de canto y de teatro. Descubrí la expresión corporal y pude tocar con nada en las manos, sin guitarra. También pude bailar. Pero a final de los 80 lo analicé y me quedé otra vez con la guitarra. Toqué sólo en los bares y generé un público nuevo. Pisé tierra y escribí por primera vez cosas que me estaban pasando. En lugar de ir al psicólogo escribía un diario. De lo que más orgulloso estoy es de haber llegado a poder contar. Además siempre he compuesto con rapidez. Por ejemplo, los 18 poemas que musiqué de José Saramago los compuse en una semana, concretamente 3 tardes a partir de las 8h en mi jardín, mientras estaba haciendo una caseta para mis hijos.
Volviendo a los versos de ¿Qué fue de los cantautores? también citas que hoy sigue habiendo cantautores ¿Cuáles destacarías entre los más jóvenes?
Pues hay tantos…que me cuesta distinguir. En El Libertad 8 de Madrid (http://www.libertad8cafe.es/) existe el “Micrófono abierto”. Van todos los trovadores que hacen ahora canciones, tocan y cantan. Se conocen y se acaban invitando en los conciertos unos a otros…La mayoría son andaluces. Ellos tienen creados unos circuitos. Los bares no les hacen publicidad. Son ellos mismos los que llevan al público, los que se conectan a través de Internet y se van publicitando. De la generación de después de Pedro Guerra, Ismael Serrano y Javier Álvarez, hay el gallego Andrés Suárez (www.andressuarez.es) y Marwan (www.marwanweb.com) que dicen que están arrasando. Son chavales que están rondando los 30. Luego hay una generación más joven en la que hay muchas chicas, como María Rozalén que es de Albacete o Paula de Alba que viene de Andalucía, y chicos como Muerdo (Pascual Cantero) que ha grabado con Luis Eduardo Aute y también está mi hijo pequeño Pedro Pastor Guerra.
Finalmente, una curiosidad como compositor ¿Dónde y cuándo compones y en qué momento del día?
La verdad es que no tengo una hora especial para componer. Muchas de las canciones de este disco las he compuesto a lo largo del día. Algunas las escribí hace 3 años. Las canciones de mis discos nacen casi todas de esta especie de diario que me acostumbré a escribir desde el final de los 80. Ahora leo media hora al día poesía. Antes también tenía la necesidad de escuchar música, pero ahora veo que no me hace falta, pero leer sí. Me siento en mi cuartito, leo y escribo. Debo hacerlo, no como antes cuando Cesária Évora vendía 20 millones de discos por todo el mundo y cobraba bastante de derechos de autor. Pero ahora está Internet, las descargas, la compra por Itunes…y me digo: “Venga Luis. No vivirás de las rentas de lo que has escrito. Ponte las pilas”.