Edición del Jueves, 14 de Mayo de 2009 (02:30 horas)
Olga Lidia Pérez
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¿Quién es el que manda aquí? / Es Cri–Cri, es Cri–Cri / ¿Y quién es ese Señor? / El grillo cantor
Cuando a la una y cuarto de la tarde del ahora lejano 15 de octubre de 1934, Francisco Gabilondo Soler, ante el micrófono de la mexicana XEW y acompañado solamente por un piano, devino Cri Cri, el grillo cantor, surgía una leyenda de la música para niños en toda Iberoamérica y uno de los paradigmas del alcance y la fuerza de la comunicación radial.
Nacido el 6 de octubre de 1907, en Orizaba, México, Gabilondo Soler, considerado el mayor fabulista y cronista de su época, se nutrió de su infancia y región natal para crear un país ficticio, el ‘País de los Cuentos’, donde están presentes todos los sentimientos y contradicciones humanas, dados a través de las aventuras del grillito cantor de los bosques.
“Cri Cri es un señor que una vez fue grillo. Un grillito que vivía en campos y bosques tocando su pequeño violín. ¿Por qué se volvió señor? Pues porque cuando era grillo, la vida de Cri Cri estaba llena de peligros. Si por la noche se acercaba a alguna casa tocando una serenata, no faltaba durmiente irritado que no le arrojara cuanto hay de arrojadizo, o si Cri Cri se atrevía a entrar en alguna habitación con afán de lucir su arte, las damas asustadas por su aspecto, perdían a gritos la ayuda de una escoba, de una bomba insecticida o hasta de la misma policía. Sí, ser grillito estaba lleno de inconvenientes. Por eso Cri Cri se volvió señor, un señor del tamaño más grande posible para quedar a salvo de pisotones, escobazos y lluvias insecticidas”.
Durante veintisiete años mantuvo su programa radial… ¡en vivo! –en la emisora XEW-, con una audiencia extraordinaria, y por allí desfilaron unos 300 personajes creados por él (Cri Cri, el Ratón Vaquero, el Abejorro Mostachón, Ditirambo Farfulla…) y más de 200 canciones, aunque solo grabó 121, todas también de su autoría (La muñeca fea, Fiesta de los zapatos, Di por qué, Chong-Ki-Fu, El chorrito, Marcha de las letras, etc.). Cuentan incluso que se conservan, todavía hoy, cerca de 3560 páginas de textos y cuentos.
Gabilondo Soler fue autodidacta. No fue a la escuela, no estudió y lo confiesa, pero defiende y promueve la lectura y el conocimiento, persuadiendo sin didactismo, sin pedantería, sin sensiblería, tanto en sus relatos como en sus canciones, porque aunque predique y moralice, aunque utilice la ironía o incluso la burla, siempre lo hace como el aliado indiscutible de los niños, a quienes les propone las travesuras y la risa como soluciones infalibles.
En sus innumerables y divertidas aventuras, Cri Cri se equivoca, pero sabe reconocer sus errores; puede ser burlón, caprichoso, majadero, miedoso como cualquier niño. No hay tema de la vida cotidiana que no aborde, incluso desde la perspectiva de la crítica social o aquellos que casi siempre son visto como privativos de los adultos: las diferencias de clase (en la canción El abejorro mostachón, por ejemplo), los profesores gruñones (en Jota de la J), los miedos (en El fantasma, Tango medroso o Canción de las brujas), la corrupción, los ladrones, los cornudos, los mentirosos; o la malacrianza, los castigos, las ‘escapadas’ de la escuela, las aspiraciones, etc.
Acudió siempre a un lenguaje coloquial, sencillo, comunicativo, apelando a modismos, refranes y localismo propios de su contexto y época, bien imbricado con sus exploraciones por diferentes géneros, ritmos y estilos musicales.
El programa cesó el 30 de julio de 1961, pero sus temas y sus relatos mantienen una indiscutida calidad y una gran aceptación entre quienes lo conocen o escuchan, sin importar la edad.
Sus canciones constituyen, sobre todo en México, paradigmas de la composición para niños, y han sido grabadas entre otros artistas reconocidos a nivel mundial, por el tenor español Plácido Domingo y por la cantante francesa Mireille Mathieu. En Cuba fue Edwin Fernández, el Payaso Trompoloco, quién más las promocionó, y actualmente, Liuba María Hevia ha incluido varios de sus temas tanto en sus conciertos como en algunos de sus discos.
Y sus programas, muchos de ellos salvados del olvido y conservados en CD y otros soportes modernos, bien pudieran servir como clásicos de referencia para aquellos que incursionan desde la radio en el mundo de los niños, donde Cri Cri, el grillito cantor, es un soberano incuestionable.
Francisco Gabilondo Soler falleció el 14 de diciembre de 1990, ya convertido en leyenda.
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