domingo, mayo 17, 2009

La música para niños, cultores y Cubadisco 2009


Edición del Jueves, 14 de Mayo de 2009 (02:30 horas)
Olga Lidia Pérez
olga@rciudad.icrt.cu

“La música y los niños” será el tema central de la decimotercera Feria Internacional Cubadisco, que del 16 al 24 de mayo de este 2009 se celebrará en La Habana, organizada por el Instituto Cubano de la Música. Sus razones e importancia se explicaban desde la convocatoria: “por ser la música parte fundamental de la cultura, identidad, formación y desarrollo intelectual, cobrando gran importancia para el desarrollo humano; a través de la cual se apoya y se fortalece el desarrollo integral del niño, la sensibilidad, el movimiento, la inteligencia, la comunicación y estimula sus habilidades. La música en el niño crea destreza, sensaciones, sentimientos y sobre todo felicidad”.

Pero su importancia y alcance va mucho más allá, no ya en lo referido a la música de por sí esencial, como bien argumenta la convocatoria, sino la elección de ese tema como el principal a abordar en el más relevante y abarcador evento de la industria fonográfica en Cuba, sobre todo cuando nos acercamos a la música dirigida en especial al público infantil.

Porque ‘la música para niños’ ha sido históricamente tan debatida como ignorada, tan respetada como disminuida, tan necesaria como subvalorada. Ni las disqueras, ni los medios de difusión, ni los investigadores, ni los sellos editoriales han asumido con la profundidad y el respeto necesario la difusión, la promoción y el conocimiento del ‘género’ y sus cultores.

La música dedicada a los niños no es un género musical propiamente dicho, pues puede ser abordada –y de hecho lo ha sido– desde casi todos los “verdaderos” géneros (guajiras, sones, tangos, fox-trot, milongas, chacareras, rumbas, corridos, etc.), solo que a diferencia de estos, está dirigida a un público o receptor bien particular y requiere, por ende, de códigos también particulares.

La difícil conjunción de música y texto, de comunicación y calidad, de belleza y sencillez, no siempre es alcanzada por quienes incursionan en la música destinada a los más pequeños.
En América Latina sus más conocidos cultores han sido, sin lugar a dudas, el mexicano Gabilondo Soler, conocido como Cri Cri, y la argentina María Elena Walsh, ambos con una obra impresionante en calidad, volumen y permanencia.

En Cuba destaca Teresita Fernández, cuya obra marca un antes y un después en la historia de la música para niños en nuestro país, una obra marcada por su compleja sencillez, su cubanía, y la defensa de la naturaleza, de la cotidianidad a veces tan ignorada, de los valores más caros al ser humano.

Otros importantes creadores cubanos han sido María Álvarez Ríos, Enriqueta Almanza, Adelaida Clemente, África Domech, Celia Torriente, Gisela Hernández y Olga de Blanck, estas últimas también con un destacado trabajo a partir de los textos de Mirta Aguirre.

En la actualidad, destaca sobre todo la obra de Ada Elba Pérez, cuyas canciones en la voz de Liuba María Hevia han devenido casi himnos, y no únicamente entre los niños. Mas también han desarrollado una obra relevante y ya consolidada Rita del Prado, Rosa Campos y Edelys Loyola, mientras que otras figuras más jóvenes, como el Dúo Karma y Yamira Díaz poseen ya una obra madura y bien pensada.

Sin embargo, todavía no contamos en Cuba con una apoyatura discográfica -salvo en el caso de Liuba María Hevia, quien también ha incursionado, por suerte, en el rescate de canciones y juegos tradicionales- que permita la difusión sostenida de la mejor producción para niños.

Esperemos pues que la decimotercera edición de la Feria Internacional Cubadisco sirva de aliento, de impulso reclamado y necesario, de contribución a la búsqueda, debate, promoción, recate, inserción y conocimiento de la música dirigida a los niños en Cuba y en América Latina, de sus cultores esenciales, del patrimonio que poseemos, del que estamos creando. No como moda o meta transitoria, sino con sensibilidad, con inteligencia y con responsabilidad, y todos.

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