lunes, mayo 18, 2009

celebró la Unión de Escritores y Artistas de Cuba el aniversario 50 de la Casa de las Américas


Enviado el Viernes, 15 de Mayo del 2009 (15:03:49)
Con un panel donde estuvieron representadas varias generaciones de trabajadores de la Casa de las Américas, celebró la Unión de Escritores y Artistas de Cuba el aniversario 50 de la institución fundada por Haydee Santamaría

El escritor y etnólogo Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, inició este jueves 14 de mayo el homenaje de la UNEAC por los 50 años de la Casa de las Américas, con unas palabras en las que recordó la fantasía y la razón, el entusiasmo y la pasión con los que Haydee Santamaría creó las bases de esta institución que, según dijo, “es paradigma que se conoce en el mundo entero”.


Barnet hizo entrega de un diploma a Roberto Fernández Retamar, presidente de la institución, y la actriz Eslinda Núñez obsequió a Marcia Leiseca, vicepresidenta primera, un hermoso ramo de rosas.

El presidente de la UNEAC elogió la perseverancia de la generación que fundó la Casa, para luego ceder la palabra a un panel que integraron Fernández Retamar, Marcia Leiseca, María Elena Vinueza (vicepresidenta y directora de Música), Jorge Fornet (director del Centro de Investigaciones Literarias) y Pepe Menéndez (director de Diseño).

Fernández Retamar destacó los históricos nexos entre la Casa y la UNEAC, desde los tiempos del presidente-fundador de esta última organización, el poeta nacional Nicolás Guillén, quien estuvo muy vinculado al Premio Literario y a otras iniciativas que propiciaron la presencia en la sede de 3ra y G, en El Vedado, de prestigiosos escritores e intelectuales de la América Latina y el Caribe.

Por su parte, Marcia Leiseca evocó su primer encuentro con Haydee Santamaría, en 1957, y hasta qué punto cambió el rumbo de su vida. Luego de recordar su llegada a la Casa de las Américas y algunas iniciativas de los momentos fundacionales, explicó las constantes de trabajo que a su juicio hacen de este proyecto cultural una institución viva, vigente, peculiar en el entorno de sus similares de Cuba y la América Latina.

En primer lugar, subrayó la claridad con que se ha dedicado a su misión: las relaciones culturales con la América Latina y el Caribe. Además, apuntó que ha sido importante la unión de creadores —no como asesores sino como hacedores— y promotores, estos últimos también intelectuales.

Otro aspecto que subrayó es la sistematicidad del programa cultural de la Casa, así como la incorporación de jóvenes que permiten la renovación necesaria para toda tradición. Dijo que la Casa ha sabido mantener a lo largo de toda su historia una red amplísima de relaciones en nuestra región y el mundo, y enfatizó el sentido de pertenencia y la entrega de sus trabajadores —los visibles y los invisibles—, lo cual define el espíritu de la institución.

A continuación, María Elena Vinueza se refirió a su primer contacto con la Casa de las Américas, cuando aún era alumna de Argeliers León, quien fuera director de Música de la institución. Destacó la contribución de la Casa a su formación como persona y recordó la emoción que sintió cuando, en ocasión de un concierto del uruguayo Daniel Viglietti en la actual sala Che Guevara, Roberto Fernández Retamar la invitó a trabajar en la institución. Resaltó la manera en que se preserva la memoria en la Casa, pero no como algo guardado, sino como algo vivo, que te entregan e incluso imponen los más antiguos trabajadores.

“Latinoamérica se te mete en la piel”, dijo María Elena, “y vas convirtiéndote en una persona que habla desde Latinoamérica. Y es una experiencia muy personal para mí, porque cuando entré a la Casa reencontré mi identidad como ecuatoriana”.


Jorge Fornet, director del Centro de Investigaciones Literarias, destacó la trascendencia internacional de la Casa como modelo de institución cultural, y que un proyecto como este hubiera sido imposible sin la Revolución cubana. La Casa no solo es un espacio de encuentro, subrayó, sino que también propone políticas culturales, maneras de hacer, líneas de desarrollo.

Fornet enfatizó el hecho de que la Casa se propuso desde un primer momento ser multi e interdisciplinaria, dedicarse a la literatura, el teatro, la música, la plástica y diversas formas de realización. Asimismo, se refirió a la vinculación que ha establecido entre la llamada alta cultura y la de alcance más popular. Apuntó que al apoyar nuevas tendencias de la música y del arte en general, bajo la mirada apasionada de Haydee, se apostó por y se creó un público nuevo.

Pepe Menéndez se refirió a la tradición del diseño en la Casa de las Américas, que incluyó colaboradores como Alfredo Rotsgaard, creador del cartel del Encuentro de la Canción Protesta (1967), y Humberto Peña, quien llevó durante muchos años la imagen de la revista Casa.

Afirmó que muchos diseñadores han trabajado en la institución y cada uno aportó algo a su “rostro gráfico”. Aseguró que cuando le propusieron trabajar con la Casa, hace diez años, lo vio como una gran oportunidad para cualquier diseñador, y dijo que espera que los que continúen esa labor la asuman con el mismo respeto por la tradición y el mismo placer de replanteársela e intentar renovarla todos los días.

Por último, en un emotivo momento, el trovador Silvio Rodríguez regaló a su Casa de las Américas, donde fue acogido por Haydee desde los años sesenta, las canciones “Rabo de nube” y “Pequeña serenata diurna”.

Fotos de Yinet Martín (cortesía de la UNEAC)

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