Si la colaboración mantenida en los últimos años entre Barnasants y el Centro Pablo de la Torriente Brau nos trajo el año pasado a los Villaclareños Diego Gutiérrez y Yaíma Orozco, este año hemos tenido el placer de conocer otra propuesta innovadora, la de Lien Rodríguez y Rey Pantoja.
14/03/2010
La carta de presentación de Lien y Rey fue una demostración de que podían interpretar temas muy fieles al estilo de la trova tradicional cubana. Dos cosas quedaron bien claras desde el mismo inicio del concierto. Por un lado algunas influencias musicales de estos dos talentosos jóvenes matanceros y por otro la capacidad de poder fundir sus voces en lo que se podría considerar una simbiosis casi perfecta. Temas como La culpa vinieron a reforzar más adelante la adhesión a sus raíces, pues recordaban por su sonido y la exquisitez del lenguaje a los trovadores cubanos de antaño.
Sin embargo con su Infusión de caña santa y Tonada del romerillo nos regalaron un sahumerio que mostraba su eclecticismo y como han influido en ellos las estancias que por cuestiones profesionales periódicamente hacen en Colombia. De una manera que quizás pudo sonar rara para oídos más conservadores, incursionaron por momentos en armonías que hacían sospechar la existencia de un dominio profundo de conceptos musicales. Cosa cierta, pues ambos son graduados de la Escuela Nacional de Artes en Cuba. Eso sí, detrás de una manera muy original de hacer música se percibió una calidad indiscutible. Se entiende entonces porqué al decir de Silvio Rodríguez este dúo es pionero en lo que califica como trova del futuro.
Latitud cero y Pájaro mañanero dejaron ver el amplio espectro de sonoridades de estos muchachos y como han sido capaces de asimilar géneros musicales de muchos rincones del mundo, para fundirlos y darnos una clase magistral de filosofía de la vida. Quizás está justo allí una de sus virtudes; el poder llegar a ser universales con letras de un profundo contenido que a veces rozaba el surrealismo y hacerlo utilizando un tres tan cubano como ellos. Un tres que por momentos parecía que Rey hacía cantar y que junto a la ejecución de Lien del violonchelo aportó más argumentos para que no fuera un concierto en escala de grises.
Sirvió este encuentro de presentación a su más reciente trabajo discográfico “Leídos y escribidos”.
Y justo en el tema que le da título al disco nos cantaron un cuadro de ciertos aspectos de la sociedad cubana actual. Aunque es válido señalar que las problemáticas sociales cubanas fueron tocadas con pinceladas que podían ser invisibles a los ojos de quién sea un profano de los temas de su “isla resistente”.
Esta vez no pudieron presentarse con los músicos que los acompañan. Así que igualmente queda abierta una puerta para poder escuchar en otro momento nuevas propuestas de estos magníficos trovadores del futuro.
Didier Domínguez Herrera
14/03/2010
La carta de presentación de Lien y Rey fue una demostración de que podían interpretar temas muy fieles al estilo de la trova tradicional cubana. Dos cosas quedaron bien claras desde el mismo inicio del concierto. Por un lado algunas influencias musicales de estos dos talentosos jóvenes matanceros y por otro la capacidad de poder fundir sus voces en lo que se podría considerar una simbiosis casi perfecta. Temas como La culpa vinieron a reforzar más adelante la adhesión a sus raíces, pues recordaban por su sonido y la exquisitez del lenguaje a los trovadores cubanos de antaño.
Sin embargo con su Infusión de caña santa y Tonada del romerillo nos regalaron un sahumerio que mostraba su eclecticismo y como han influido en ellos las estancias que por cuestiones profesionales periódicamente hacen en Colombia. De una manera que quizás pudo sonar rara para oídos más conservadores, incursionaron por momentos en armonías que hacían sospechar la existencia de un dominio profundo de conceptos musicales. Cosa cierta, pues ambos son graduados de la Escuela Nacional de Artes en Cuba. Eso sí, detrás de una manera muy original de hacer música se percibió una calidad indiscutible. Se entiende entonces porqué al decir de Silvio Rodríguez este dúo es pionero en lo que califica como trova del futuro.
Latitud cero y Pájaro mañanero dejaron ver el amplio espectro de sonoridades de estos muchachos y como han sido capaces de asimilar géneros musicales de muchos rincones del mundo, para fundirlos y darnos una clase magistral de filosofía de la vida. Quizás está justo allí una de sus virtudes; el poder llegar a ser universales con letras de un profundo contenido que a veces rozaba el surrealismo y hacerlo utilizando un tres tan cubano como ellos. Un tres que por momentos parecía que Rey hacía cantar y que junto a la ejecución de Lien del violonchelo aportó más argumentos para que no fuera un concierto en escala de grises.
Sirvió este encuentro de presentación a su más reciente trabajo discográfico “Leídos y escribidos”.
Y justo en el tema que le da título al disco nos cantaron un cuadro de ciertos aspectos de la sociedad cubana actual. Aunque es válido señalar que las problemáticas sociales cubanas fueron tocadas con pinceladas que podían ser invisibles a los ojos de quién sea un profano de los temas de su “isla resistente”.
Esta vez no pudieron presentarse con los músicos que los acompañan. Así que igualmente queda abierta una puerta para poder escuchar en otro momento nuevas propuestas de estos magníficos trovadores del futuro.
Didier Domínguez Herrera
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