Cesk Freixas dio el pasado viernes el pistoletazo de salida a la decimoquinta edición del Festival BarnaSants y lo hizo llenando la Sala Oriol Martorell de L’Auditori de Barcelona. Presentó su último CD La mà dels qui t’esperen (La mano de los que te esperan).
17/01/2010
En esta vieja y cansada Europa no es fácil ver a un trovador de menos de treinta años llenar una sala de estas características. Si añadimos que buena parte del público era muy joven y que Cesk Freixas canta en catalán, la ecuación tiene más de una incógnita difícil de despejar.
Podríamos encontrar las claves de este éxito, principalmente en la falta de complejos. A Cesk Freixas no le causa ningún problema que le llamen “cantautor” o que digan que hace “canción protesta”, palabras casi proscritas por una mal entendida postmodernidad que con un indisimulado disgusto dispara contra ellas un “no me gusta que me etiqueten”, que es la forma elegante y guionizada de negar a Cristo tres veces antes que cante el gallo.
Dice lo que piensa y no lo que es “políticamente correcto” en un país donde nadie se enfrenta al poder cuando éste en lugar de dar bastonazos, da subvenciones.
Y en tercer lugar, en un momento donde —perdónenme los analistas ortodoxos— la canción de autor no se lidera en Europa sino en América, asume sin complejos las influencias de Víctor Jara, Silvio Rodríguez, Daniel Viglietti o Alejandro Filio.
Resumiendo, cuando la moda está en ser bandautor o galáctico, no meterse en política porque la protesta no está de moda —y cierra puertas al dinero público— y mirar hacia el norte —que es más cool—, Cesk Freixas llega a la modernidad rompiendo esquemas sin complejos.
Esta postura transgresora de verdad —y no transgresora-caviar— le ha valido no pocas críticas desde la derecha, e incluso desde la izquierda, en resumen desde el poder, que no tolera que nadie se aparte del pensamiento único y que, al que se mueva, no lo saca en la foto.
Es cierto que para los que ya tenemos una edad, este lenguaje un tanto vehemente pueda sonarnos a panfletario. Pero qué pensaríamos de nosotros mismos si pudiéramos retroceder en el tiempo y vernos gritando como si fuéramos la niña del exorcista, aquello de “El pueblo unido jamás será vencido” en aquellas épocas en que ignorábamos que el pueblo siempre está vencido.
Y es precisamente este tipo de lenguaje, que los cánones del postmodernismo han desterrado de nuestras canciones, el que arrastra un público extremadamente joven, del que tan necesitado está el mundo de la trova.
Y este lenguaje es el que predomina en el nuevo CD de Freixas La mà dels qui t’esperen, aparecido unas pocas horas antes del concierto. Once canciones donde la temática social y política es la constante y cualquier otra, cuando aparece, se pone al servicio de la búsqueda de la libertad, de la lucha, de la protesta, de la esperanza.
Estas y otras canciones fueron interpretadas este viernes con una puesta en escena impecable y dominando con profesionalidad el respeto que impone cantar por primera vez en una sala como L’Auditori. “Jamás había cantado con unos focos tan potentes”, bromeó Freixas.
Cesk dedica el CD “a los que piensan que, desde la ternura y el compromiso, la canción también es una herramienta para cambiar el mundo”. Todavía queda esperanza.
Cesk Freixas y su grupo, els Altres Bandais, en L'Auditori de Barcelona
17/01/2010
En esta vieja y cansada Europa no es fácil ver a un trovador de menos de treinta años llenar una sala de estas características. Si añadimos que buena parte del público era muy joven y que Cesk Freixas canta en catalán, la ecuación tiene más de una incógnita difícil de despejar.
Podríamos encontrar las claves de este éxito, principalmente en la falta de complejos. A Cesk Freixas no le causa ningún problema que le llamen “cantautor” o que digan que hace “canción protesta”, palabras casi proscritas por una mal entendida postmodernidad que con un indisimulado disgusto dispara contra ellas un “no me gusta que me etiqueten”, que es la forma elegante y guionizada de negar a Cristo tres veces antes que cante el gallo.
Dice lo que piensa y no lo que es “políticamente correcto” en un país donde nadie se enfrenta al poder cuando éste en lugar de dar bastonazos, da subvenciones.
Y en tercer lugar, en un momento donde —perdónenme los analistas ortodoxos— la canción de autor no se lidera en Europa sino en América, asume sin complejos las influencias de Víctor Jara, Silvio Rodríguez, Daniel Viglietti o Alejandro Filio.
Resumiendo, cuando la moda está en ser bandautor o galáctico, no meterse en política porque la protesta no está de moda —y cierra puertas al dinero público— y mirar hacia el norte —que es más cool—, Cesk Freixas llega a la modernidad rompiendo esquemas sin complejos.
Esta postura transgresora de verdad —y no transgresora-caviar— le ha valido no pocas críticas desde la derecha, e incluso desde la izquierda, en resumen desde el poder, que no tolera que nadie se aparte del pensamiento único y que, al que se mueva, no lo saca en la foto.
Es cierto que para los que ya tenemos una edad, este lenguaje un tanto vehemente pueda sonarnos a panfletario. Pero qué pensaríamos de nosotros mismos si pudiéramos retroceder en el tiempo y vernos gritando como si fuéramos la niña del exorcista, aquello de “El pueblo unido jamás será vencido” en aquellas épocas en que ignorábamos que el pueblo siempre está vencido.
Y es precisamente este tipo de lenguaje, que los cánones del postmodernismo han desterrado de nuestras canciones, el que arrastra un público extremadamente joven, del que tan necesitado está el mundo de la trova.
Y este lenguaje es el que predomina en el nuevo CD de Freixas La mà dels qui t’esperen, aparecido unas pocas horas antes del concierto. Once canciones donde la temática social y política es la constante y cualquier otra, cuando aparece, se pone al servicio de la búsqueda de la libertad, de la lucha, de la protesta, de la esperanza.
Estas y otras canciones fueron interpretadas este viernes con una puesta en escena impecable y dominando con profesionalidad el respeto que impone cantar por primera vez en una sala como L’Auditori. “Jamás había cantado con unos focos tan potentes”, bromeó Freixas.
Cesk dedica el CD “a los que piensan que, desde la ternura y el compromiso, la canción también es una herramienta para cambiar el mundo”. Todavía queda esperanza.
Cesk Freixas y su grupo, els Altres Bandais, en L'Auditori de Barcelona
© Xavier Pintanel
Xavier Pintanel
Director de CANCIONEROS.COM
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