Koldo CAMPOS SAGASETA escritor
Esa de la gripe A, qué pandemia de mierda, que antes fue porcina, mexicana y española, y que la llamen como la llamen es una mierda de pandemia! Y es que ya no hay pandemias como las de antes, cuando las pandemias mataban al por mayor, a lo grande, cuando arrasaban con millones de vidas, cuando decir pandemia era hablar de fosas comunes para enterrar a tantos que ni siquiera podían identificarse.
Las actuales pandemias no les llegan ni al tobillo a las antiguas. Ésas sí que se vestían por los pies, que tenían un par de cojones, no éstas tan subdesarrolladas. Actualmente, cualquiera tiene más posibilidades de que le toque la lotería o lo fulmine un rayo que de engrosar las ridículas cifras de una pandemia tan insustancial, tan tercermundista.
Pero los tiempos cambian, también los conceptos. Por ello es que, antes que nada, es preciso aclarar qué es una pandemia. Y no se me ocurre mejor modo que, parafraseando a Santiago Alba, explicarla definiendo lo que no es: que mil millones de personas, según publica la FAO, pasen hambre, no es una pandemia; que cada seis segundos muera un niño de hambre, no es una pandemia; que 13 millones de personas mueran al año por el deterioro del medio ambiente, no es una pandemia; que media humanidad no tenga acceso al agua potable, no es una pandemia; que cien millones de niños no vayan a la escuela, sufran malos tratos, abusos sexuales o tengan que trabajar, tampoco es una pandemia.
Pandemia es que el Arzobispado de Toledo pida a su feligresía que no besen ni el manto ni la medalla de la Virgen del Sagrario, para evitar posibles contagios de gripe A.
Esa de la gripe A, qué pandemia de mierda, que antes fue porcina, mexicana y española, y que la llamen como la llamen es una mierda de pandemia! Y es que ya no hay pandemias como las de antes, cuando las pandemias mataban al por mayor, a lo grande, cuando arrasaban con millones de vidas, cuando decir pandemia era hablar de fosas comunes para enterrar a tantos que ni siquiera podían identificarse.
Las actuales pandemias no les llegan ni al tobillo a las antiguas. Ésas sí que se vestían por los pies, que tenían un par de cojones, no éstas tan subdesarrolladas. Actualmente, cualquiera tiene más posibilidades de que le toque la lotería o lo fulmine un rayo que de engrosar las ridículas cifras de una pandemia tan insustancial, tan tercermundista.
Pero los tiempos cambian, también los conceptos. Por ello es que, antes que nada, es preciso aclarar qué es una pandemia. Y no se me ocurre mejor modo que, parafraseando a Santiago Alba, explicarla definiendo lo que no es: que mil millones de personas, según publica la FAO, pasen hambre, no es una pandemia; que cada seis segundos muera un niño de hambre, no es una pandemia; que 13 millones de personas mueran al año por el deterioro del medio ambiente, no es una pandemia; que media humanidad no tenga acceso al agua potable, no es una pandemia; que cien millones de niños no vayan a la escuela, sufran malos tratos, abusos sexuales o tengan que trabajar, tampoco es una pandemia.
Pandemia es que el Arzobispado de Toledo pida a su feligresía que no besen ni el manto ni la medalla de la Virgen del Sagrario, para evitar posibles contagios de gripe A.
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