Algo así debe estar pensando la maestra española que denunció a su marido por malos tratos psicológicos y tuvo que escuchar del juez no sólo el descrédito a su denuncia sino también el descrédito a su persona, a la que, poco menos, transformó de acusadora en acusada.Cronopiando
Mejor ser una burra
Koldo Campos Sagaseta
El juez declaraba "sorprendente que una persona con alto nivel de formación y capacidad soporte durante los años que ella señala esos supuestos desprecios, humillaciones…, en definitiva, malos tratos psicológicos, sin poner remedio…"
Sin entrar en el caso, que hasta doctores tiene la Iglesia no tan sorprendidos como el honorable, por cierto, reincidente en este tipo de fallos, llama la atención el peligroso antecedente que se crea con tan singular sentencia dado que, con ella como referencia, dejaría de ser culpa cualquier delito que se ejerza contra personas de "alto nivel de formación y capacidad", siempre y cuando el delito se cometa durante mucho tiempo o el delincuente sea todo un veterano.
No son pocas las razones por las que una mujer aguanta y espera. A veces, hasta porque sigue enamorada de su hombre, de su príncipe alcohólico, de su galán violento, de su macho romántico y espera el cambio que nunca se produce, el golpe que siempre será el último, el maltrato que no vuelva a ocurrir; a veces porque se saben la única salvaguarda de sus hijos; a veces por el temor al qué dirán, al parecer de la familia; casi siempre por miedo. Y así ocurre no importa su "nivel académico".
Pero en su sentencia, su señoría, en lugar de encontrar indicios evacuó recelos y la buena maestra abandonó cabizbaja el tribunal, conforme con no ir presa, aunque avergonzada de su peligrosa formación, de su indeseable capacidad, que si en el juez que la condena son virtudes honorables, en ella sólo son motivo de sospecha.
(koldocs@hotmail.com)
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