Myriam Ramos: El valor de quedar en la memoria
Guille Vilar • La Habana
Por supuesto, todo aquel artista que arriba a sus 45 años de carrera profesional, se merece una buena entrevista. Pero en el caso de alguien como Miriam Ramos, dicha entrevista adquiere una connotación especial al acercarnos a un icono de la canción cubana contemporánea. Con la confianza que permite la complicidad de una añeja amistad forjada en el bregar a favor del arte durante años, Miriam nos ha entregado una deliciosa entrevista en la que con absoluta naturalidad, revela detalles que conforman la exigente personalidad de quien sabe que el exquisito y singular timbre que distingue su canto, no es suficiente para ocupar la privilegiada posición de admiración y respeto que profesa por ella el pueblo cubano. Cual atleta de alto rendimiento, de sus palabras se desprende el riguroso entrenamiento cotidiano en el terreno de la espiritualidad para alcanzar un arte que no sabe de concesiones. Basta haber presenciado el concierto que ofreciera junto al joven y relevante pianista Rolando Luna en el Premio Casa de las Américas, para quedarnos impactados por la vigencia del camino escogido hace más de cuatro décadas, extenso período de tiempo que ha sido determinante para consolidar su estilo. Abandoné dicho concierto con la voluntad de plasmar en una entrevista, una parte al menos, de lo que ha hecho de Miriam Ramos una cantante de merecidísima reputación entre nosotros y por quienes la valoran en cualquier lugar del mundo.
Miriam, para comenzar esta entrevista acerca de tus 45 años de vida artística, háblame acerca de esa pieza que es como un resumen del desempeño de tu vocación durante todo este tiempo.
Sí, esta canción mía "Siempre canté" pudiera ser una reflexión sobre todo el tiempo que llevo dedicada a la canción. Es una especie de "autorretrato".
("Siempre tuve la espuma detrás del alma,
siempre anduve de luna y anduve de agua..." )
Todo lo que digo en el texto es verdad: el mar es una fascinación para mí. Me parece un espectáculo incomparable con su movimiento infinito, diverso.
Sus contrastes asombrosos. Y la espuma ―que siempre es blanca, esté el mar sereno o borrascoso― encierra para mí el misterio de "la entrega". Es como una lección: lo que se debe dar a los demás es lo mejor de uno.
La luna ―es más obvio― representa esa nocturnidad que acompañó toda mi primera etapa de…, llamémosle "aprendizaje"... aunque es inexacto, porque aprendiendo estoy todavía. Eso no se termina nunca.
("Siempre que hubo silencio venció el sonido,
siempre puse un recuerdo en mis olvidos... )
Y claro, a pesar de los pesares he seguido cantando. La música ―y el arte en general― tienen la virtud de mejorarte, de curarte. Y yo me siento en deuda con muchísimas personas que han dado lo mejor de sí para que eso suceda... desde Bach hasta Sindo Garay, por solo mencionar a dos músicos que escucho con mucha frecuencia. O desde Martí hasta Lezama, que no te dejan de asombrar cuantas veces los releas. Y un largo etcétera en teatro, cine o pintura.
("...cada madrugada valió su estrella,
cada verso tuvo que doler...")
Recuerdo que una vez le preguntaron a Silvio: "¿cómo se hace una canción?" Y Silvio contestó: "sufriendo". Es verdad, todo el acto creador, la búsqueda, la frustración de "no encontrar", la duda... toda esa primera etapa es dolorosa. Pero pocas cosas son tan reconfortantes como cuando se produce la entrega, y el público la recibe con amor, con respeto. Por eso al final de la canción digo "con las manos repletas de maravillas" (las que me ha regalado la vida, como a cualquier ser humano), "con la espalda empapada de fe y semillas" (la fe martiana en el mejoramiento humano y la utilidad de la virtud)... "siempre canté".
Desde los comienzos de la Humanidad, el arte estuvo muy vinculado con las ceremonias religiosas por expresar profundos sentimientos. En tal sentido, tengo la certeza de que hay artistas para quienes cantar implica una entrega de alto rango como es tu caso. Entonces, ¿qué significa cantar para ti?
A los 16 años, cuando comencé a cantar profesionalmente en el Coro Polifónico Nacional, hoy Coro Nacional de Cuba, tuve un encuentro con la música que me marcó de un modo definitivo. Hasta ese momento la música era para mí algo para ser disfrutado. Solo eso. En el coro aprendí a hacerla. Me enfrenté por primera vez a la disciplina profesional, que es algo indispensable. Allí aprendí también que ensayar hasta el agotamiento es el único camino para intentar la excelencia. Fíjate que digo "intentar": la excelencia es lo más difícil del mundo, sea lo que sea aquello a lo que te dediques.
He leído algo sobre eso que me dices de la relación entre arte y religiosidad. El significado de esta última palabra ha sido muchas veces manipulado y distorsionado... pero, qué curioso, una colega argentina me dijo hace muchos años: "Miriam, esta profesión es un sacerdocio"... y creo que tiene toda la razón. Pienso que dedicarse a cualquier disciplina artística entraña una gran responsabilidad. Y si ser religioso es, como leí una vez, buscar incansablemente la verdad, entonces el arte y la religiosidad tendrían mucho en común. Cantar es eso para mí, un acto de entrega absoluta. Pero no solo en el momento frente al público. El arte no es simplemente una manera de ganarse la vida, es un modo de vivir.
Miriam, a partir de esa exquisita formación cultural que te ha definido a lo largo de los años, consigues otorgar a cada canción la temperatura que esta lleva, independientemente del género que proceda. ¿Cómo alcanzas semejante nivel de autenticidad?
Te agradezco que me digas eso. La pura verdad es que trabajo mucho mentalmente sobre una canción antes de empezar a trabajarla vocalmente. Si tengo posibilidad, escucho varias versiones para descubrir la mayor cantidad de puntos de vista, hasta que me encuentro a mí misma en la canción que esté trabajando. Mientras más estudias más encuentras, eso es así. De modo que es indispensable tratar de ampliar los conocimientos, la cultura.
En el momento en que piensas que ya lo sabes todo, comienza la involución.
Tengo la convicción de que para cantar no solo es necesario tener las condiciones naturales para hacerlo, ni siquiera basta dominar la técnica del canto. Hace falta algo más, eso que nos impregna en quienes te disfrutamos durante un concierto.
Sí, un concierto es algo de un nivel de exigencia muy alto. Lo mismo sucede con un disco. En realidad, el disco es más difícil porque lo que hagas se queda para siempre: lo bueno y lo malo también.
Prefiero que un concierto o un disco defiendan una idea general, un concepto. Que sea algo más que una sucesión de canciones y nada más.
Trabajo con mucho cuidado el equilibrio del repertorio porque sé que una canción colocada erróneamente, atenta contra el discurso artístico que te propongas defender.
En el caso del concierto para la clausura del Premio Casa de las Américas quise demostrar el vínculo estrecho que existe entre la poesía y la canción. Siempre me he preguntado por qué se dice "Arte y Literatura". ¿Un poeta no es un artista? ¿Un novelista tampoco? Me encantaría que me explicaran por qué.
Pudieras hablarnos acerca de lo que significa para ti el hecho de grabar un disco. ¿Cómo asumes ese momento de tanta responsabilidad en la trayectoria de una cantante?
Me interesa mucho trabajar conceptualmente un disco. Me gusta mucho trabajar temáticamente. Ahí están los ejemplos: Bola de Nieve, La Habana, Benny Moré, la Trova Tradicional... Todos estos discos están trabajados muchas horas, muchos días, antes de haberlos considerado listos para entrar al estudio de grabaciones.
Estás conmigo
EGREM, 1998, (Homenaje a Bola de Nieve) Gran Premio, Premio en la categoría Canción, Premio de Grabación y Premio de Fotografía y Diseño en Cubadisco 99.
Estuve un año buscando y escuchando grabaciones de Bola de Nieve para encontrar con la mayor exactitud posible las canciones que irían en el disco. Es muy difícil "interpretar a un intérprete". No se trataba de presentar simplemente el repertorio de Bola, yo quería recrear su universo, desde el mío. Había que encontrar cuáles eran los puntos a partir de los cuales eso sería posible.
Bola era muy versátil y lo mismo cantaba un "standard" norteamericano, que una canción de cuna o una canción del repertorio europeo de hace varios siglos. Lo que yo quería era pagar la deuda que Bola había dejado en mí como cancionera, o para decirlo con una palabra que me gusta más, como cancionista. Esa es la razón del repertorio escogido. Y tuve la dicha enorme de que el disco recibiera cuatro premios en Cubadisco.
Por La Habana
BISMUSIC, 1999 (Con la colaboración de la Oficina del Historiador de la Ciudad y en celebración al aniversario 480 de la fundación de San Cristóbal de la Habana). Premio en la categoría Canción y Premio de Fotografía y Diseño en Cubadisco 2000.
El disco Por La Habana fue hecho para la celebración de los 480 años de la fundación de la Ciudad. El "asunto" aquí era "el tiempo". Por eso escogí canciones de compositores de varias generaciones. A La Habana se le ha cantado desde siempre y quería que eso quedara expresado, aunque en este caso desde una contemporaneidad en el tratamiento de la música, para subrayar que La Habana "sigue siendo", "sigue estando".
Y no La Habana desde un punto de vista externo o descriptivo, sino La Habana que se lleva por dentro.
Obsesión
UNICORNIO Producciones, mezcla y masterización en los estudios Abdala, Ciudad de La Habana, Cuba, entre diciembre de 2001 y febrero de 2002. De la "colección canto vivo". Premio en Antología de Versiones en Cubadisco 2003.
Obsesión es el título del disco dedicado a Benny Moré. En este trabajo fue de suma importancia la sonoridad. Yo le dije a Joaquín Betancourt, quien fue el orquestador y productor musical: "Con Benny pasa una cosa curiosa, la gente no solo recuerda los temas sino también parte de las orquestaciones, así que eso tiene que ser respetado". Por eso en este disco hay varias citas de los arreglos originales. En este trabajo pasó algo parecido a lo que te contaba acerca del homenaje a Bola. Cantar los boleros del Benny no es algo reciente en mí, desde la década de los 70 lo estoy haciendo. Por ahí andan esas primeras grabaciones. Yo quería abordar específicamente los boleros que Benny cantó ―los más famosos en su voz y esos que mucha gente no recuerda que él interpretó y grabó― porque es en el bolero donde yo como intérprete me siento "invadida" por él. La huella más profunda de Benny en mí es esa. Por eso el disco es de boleros.
Cantar la trova
EGREM 2006 Miriam Ramos y Pancho Amat. Premio en la categoría de Trova Tradicional en Cubadisco 2007.
Mi más reciente trabajo discográfico es Cantar la trova. Este es un disco que adoro. Lo hice, como se sabe, con Pancho Amat. Pocas cosas hay que decir de Pancho que no se hayan dicho ya. Su cubanía arrolladora es una lección de coherencia y consecuencia para cualquier músico cubano. Su meticulosidad profesional hace que una se sienta segura todo el tiempo. Su virtuosismo es una fiesta para los oídos. Y, como si fuera poco, con sus músicos se trabaja en un espíritu de hermandad que no se encuentra con facilidad en estos tiempos.
Es un disco de tributo a los trovadores fundacionales. Un homenaje a las raíces irrenunciables. A la genialidad de Sindo, Corona, Matamoros, Piñeiro...
Y una de las cosas que más valoro es la juventud de la mayoría de los que participaron en este trabajo, como por ejemplo Raúl Varona, que fue quien estuvo a cargo de la grabación, por cierto, es músico.
Para una intérprete tan versátil como tú, la relación de quienes han influido en tu propuesta estética debe de ser no solo abarcadora, sino también rigurosa.
Todo tu entorno sonoro constituye una influencia. Los medios de difusión son muy poderosos y constantemente están incidiendo en la vida de uno. Por eso, trabajar en los medios entraña tanta responsabilidad. Antes de tener un punto de vista, una capacidad de discernimiento, es decir, en tu infancia y tu adolescencia, lo escuchas todo. Todo aquello que se decida difundir por los medios. En ese momento juega un papel fundamental la familia, que puede ―y debe ayudar a formar tu gusto. Cuando yo era niña lo que más se escuchaba en mi casa era esa música que algunos llaman "clásica" y otros llaman "culta". Y en cuanto a las canciones, lo que mis padres preferían: Frank Sinatra y Nat King Cole. Claro, ahí estaba la Televisión y a través de ella conocí a Bola de Nieve, a Benny Moré y muchos más. En el momento en el que yo empiezo a cantar, la solista más importante era Elena Burke. Fue mi ídolo durante mucho tiempo. Pero, en honor a la verdad, desde muy temprano me llamó la atención poderosamente lo que hacía Bola, eso de cantar cada canción desde "un personaje".
No es exactamente así, pero yo sentía que cada canción me la cantaba una persona distinta y a la vez la misma. Creo que fue Bola quien me dio la noción de eso que se llama "intérprete".
Con el tiempo llegaron las canciones y los fabulosos intérpretes de Brasil. La que más me ha marcado es Ellis Regina, pero en realidad ese país está lleno de "maestros". Y lo que también escucho con muchísima frecuencia es jazz. Me interesa de una manera especial todo ese mundo. A mí me parece que ningún músico debe ignorar el jazz... ya sabes, se dice que es "la música de los músicos". Y para un cantante, creo yo, es ineludible conocer a Ella Fitzgerald, a Sara Vaughan o a Billie Holliday aunque una no se vaya a dedicar a este tipo de música. Es como leer Historia.
Tengo la impresión de que has tenido el privilegio de trabajar con impresionantes pianistas cubanos, como es el caso en estos últimos tiempos de poder compartir la escena con alguien como Rolando Luna.
Es cierto que he trabajado con pianistas muy importantes de nuestro país. Cuba está llena de pianistas soberbios. He disfrutado enormemente cantando con Ernán López-Nussa, Gonzalito Rubalcaba, Tony Pérez y Frank Fernández. Ahora trabajo cada vez que puedo con Rolandito Luna. Es músico por los cuatro costados. Un solista en realidad impresionante que, sin embargo, comprende mi concepto del acompañamiento. Es un gran armonista y tenemos mucha afinidad en esto.
No quiero terminar esta respuesta sin hacer un aparte para Ernán López-Nussa y su trío con el cual acabo de terminar la grabación de un disco que forma parte de una trilogía que estoy preparando. Con Ernán, quien también comparte conmigo la Producción Musical del mencionado disco, hice las canciones que corresponden al segundo CD de la trilogía Canciones de los años 50. Es un disco "jazzeado". Pocas veces en mi carrera he tenido una comunicación semejante. Estoy feliz con el resultado, muy feliz".
¿Pudieras explicarnos cómo te has movido entre códigos tan diferentes y pudieras ofrecernos tu opinión acerca de cómo sientes que se aborda dicha temática en estos momentos, y si vislumbras su proyección en el futuro?
Si de lo que se trata es de poner el acento en la época, hay que estudiar la época, escuchar mucho y tratar de comprender el lenguaje a partir del cual se pretende trabajar para poder dejar la impronta propia sin desvirtuar las esencias.
Si de lo que se trata es de "versionar" hay que saber muy bien por qué y cómo se va a hacer la versión. No se trata de "cambiar por cambiar". Tiene que haber una lógica, una fundamentación, una coherencia. Estoy recordando ahora que cuando grabé "Gracias a la vida" con Frank Fernández, él me propuso demostrar la universalidad de esa canción. Y por eso no se usó ningún elemento que la "restringiera" a su nacionalidad. Lo mismo pasó con la versión de "Perla Marina" que hice con Gonzalito Rubalcaba. Demostramos que Sindo Garay es un compositor universal.
¿El amor? ¿Qué puedo decir que no se haya dicho? ...aunque, como reza el refrán "del dicho al hecho va mucho trecho"...todo el mundo habla del amor...los políticos, los artistas, los filósofos...pero nos estamos matando unos a otros todos los días.
La canción de amor es parte de la vida de todos en algún momento. Pocas cosas son compartidas en el mundo como eso. Sería maravilloso que los seres humanos fuéramos más a menudo de esa forma a la que nos mueve la buena canción de amor.
La temática amorosa es abordada hoy día como le corresponde al ser humano de hoy. Como ha pasado siempre. Y hay de todo, como es natural. De lo que quedará se ocupa el tiempo. Sin duda. Lo que nos toca a cada quien es trabajar con honestidad, desapego a la vanidad y responsabilidad, con la conciencia de que estamos sembrando para dejar a los demás algo que les ayude a ser mejores ―como los que nos precedieron nos dejaron a nosotros― y son tantos...
Después de terminar esta entrevista, nos preguntamos cuánta razón tiene el musicólogo Leonardo Acosta, al cabo de más de 20 años, por la publicación de su libro Música y Descolonización1, acertada fuente de consulta en torno a los argumentos que definen la esencia de la llamada música comercial o música de consumo. Justamente de consumo porque el receptor al que va dirigido este tipo de música, hace uso de ella como si fuera un producto comercial más, la consume como si fuera una cerveza de marca, actitud bien distante del modo de asumir el placer que provoca el disfrute del arte. Se trata de una alfabetización del gusto por la banalidad y la trivialidad a partir de la manipulación de intérpretes de dudosa calidad, que responden a los patrones de la fórmula que impone la moda del momento. A estas alturas, lamentablemente se acepta como normal la presencia de toda una producción en cadena, dispuesta con todos los requerimientos necesarios para enmascarar la pobreza del mensaje artístico en las canciones que clasifican entre la música de consumo. Por tales razones, cuando una personalidad del talento y el rango artístico de Miriam Ramos expresa que aspira a "permanecer en la memoria y no en la moda", estamos ante la confirmación rotunda de su afinidad con la excelencia del arte como complejo elemento emocional y expresivo de nuestras vidas. Es tal la sinceridad que se percibe en la interpretación de las canciones por parte de Miriam, que ante semejante derroche de autenticidad, se convocan sentimientos profundos para avalar lo imperecedero. No existen otros ángulos posibles para desde perspectivas diferentes comprender la aureola de la cultura intelectual y artística que envuelve a nuestra Miriam Ramos como exponente de un cantar que conmueve al corazón de los cubanos por cuanto hace vibrar en las refinadas cuerdas del alma.
Nota:
1. Acosta, Leonardo. Música y descolonización. Editorial Arte y Literatura. 1982. La Habana. Cuba.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario