Valiosas sus reflexiones sobre la situación coyuntural de mi país, Colombia. Sus opiniones de líder moral y de estadista son muy importantes, y nos dan luces sobre muchas cuestiones que a lo mejor no podemos vislumbrar con la claridad meridiana del Comandante de la Revolución Cubana.Una carta escrita a Fidel Castro con motivo de su artículo: Pax romana por Marcos Londoño/Para ABP Noticias
ABP/08/07/2008
Compañero Fidel Castro:
Compañeros Juventud Rebelde.
Te escribo como un humilde militante revolucionario, con mil ideas que motivan mi vida y me impulsan a pensar en Nuestra Patria Grande y en Colombia, aunque nuestra trinchera esté lejos del campo de batalla que tantos se empeñan hoy en cerrar, como si la historia de los pueblos fuera una serie de capítulos sin continuidad en el tiempo o el espacio, y las acciones de liberación fueran apenas una quimera incierta sin brújula ni sentido.
Hay varios aspectos que se te escapan en el análisis y dejan trunca las ideas para los miles de lectores que sin duda tendrán tus reflexiones:
1.- La retención de prisioneros en Colombia es producto del conflicto armado, y no una ciega decisión de los revolucionarios como se pretende documentar en estos días a través de los medios de comunicación del imperio, debidamente manipulados con fines oscuros, ante todo para ocultar la realidad de nuestro país y la inmensa crisis político-institucional que carcome la mal denominada "democracia" colombiana, que por demás destila sangre y lodo por todos los poros, como el mismo capitalismo.
Compañero Fidel, sus cavilaciones humanitarias con relación a los secuestrados son atinadas y producto de la experiencia como dirigente revolucionario... Pero considero que se te quedó en el tintero la contraparte: los cientos de prisioneros políticos retenidos en las cárceles de Colombia, bajo condiciones inhumanas por su calidad de ex guerrilleros y como castigo a su rebelión. Compañero:
¿Te has puesto a pensar en las condiciones de los compañeros Simón Trinidad y Sonia, extraditados a Estados Unidos, acusados y enjuiciados bajo cargos falsos de narcotráfico? ¿Conoce las condiciones en que viven, aislados, segregados a una celda unipersonal, violados sus derechos humanos más elementales como el contacto con sus familiares? ¿Acaso sus derechos son menos que los de los retenidos civiles y militares en poder de las FARC?
2.- En este tenor, vale la pena mencionar que la mayoría de "secuestrados" en poder de la guerrilla son militares capturados en combate, hay un coronel del
ejército colombiano, oficiales y soldados profesionales, es decir mercenarios, incluidos los tres estadunidenses que trabajaban en labores militares secretas al servicio del Pentágono y del gobierno narco-paramilitar de Colombia encabezado por Álvaro Uribe Vélez. Por tanto, en estricto sentido, son prisioneros de guerra de hecho y de derecho, si consideramos los convenios internacionales y la dinámica de los conflictos internos como el de Colombia.
Los civiles retenidos, son o fueron políticos profesionales, muchos de ellos con cargos públicos en el momento de su captura, acusados de corrupción, nexos con
crímenes de Estado perpetrados por los paracos, representantes de la oligarquía o del establecimiento colombiano, valga la pena recalcar: son o fueron políticos
y miembros del Estado corrupto, paramilitarizado y fascista de Colombia. Por esa razón están retenidos o lo estuvieron. Así sucedió con los 12 diputados del Valle,
muertos en otra acción mercenaria realizada por el Ejército de Colombia o por sus secuaces, sin la menor consideración por la vida e integridad de los civiles.
Desafortunadamente en ese operativo murieron los 11 diputados y el desenlace no fue tan "feliz" como el de la semana pasada.
3.- Sería muy extensa enumerar más razones de este conflicto colombiano, que tú debes conocer de primera mano. Pero por último no puedo dejar de mencionarte la crisis política-institucional de la mal llamada "democracia" colombiana. El segundo mandato de Uribe está cimentado sobre las fuerzas fascistas paramilitares, políticas y armadas, es decir sobre la muerte de miles de colombianos inocentes que han sido masacrados en estos años, bajo total impunidad, inclusive con sus autores materiales confesos, los cuales fueron extraditados a EU para ocultar sus nexos con la oligarquía que hoy bate sus campanas al vuelo por una pírrica victoria militar sobre los rebeldes.
Las raíces históricas, socio-económicas y políticas de la guerra civil en Colombia han tenido mil escaramuzas, y las fuerzas revolucionarias y populares han ganado y perdido batallas: así es en todas las guerras, pero es preferible el horror de este conflicto a la capitulación ante la pax romana que algunos líderes quieren imponernos o "aconsejarnos" a los revolucionarios, a la guerrilla, a la izquierda y el pueblo colombiano en general, que ha derramado su sangre desde la legalidad y desde la lucha armada. Si la balanza del análisis fuera ecuánime, cuatro millones de desplazados internos merecen más atención que 15 retenidos rescatados, que sin duda sufrían en las selvas tanto como millones de familias de los afectados por el conflicto, por la acción genocida de los paramilitares y las fuerzas armadas.
Hoy las ciudades y campos de Colombia presencian el deambular sin esperanza de esos millones de compatriotas, sumados a más de la mitad
de 44 millones de habitantes, sumidos en la miseria, en la opresión, en la desesperanza del futuro incierto, de un sistema injusto que los somete a fuerza de ideología y de terror en el peor de los destinos posibles: la opresión y el desahucio social y político, la marginación y explotación económica del más inhumano de los sistemas empotrado en la idea de una falsa democracia al servicio y bajo control de los poderosos. Rebelarse contra ese destino fue la semilla que sembraron y cultivaron el comandante Manuel Marulanda, Raul Reyes, Camilo Torres, Oscar William Calvo, Carlos Pizarro, Jaime Bateman, Ernesto Rojas, Manuel Pérez, Jaime Pardo Leal … Y tantos revolucionarios y luchadores sociales que dieron su vida entera por la causa de la revolución colombiana a lo largo de los últimos cincuenta años, en diversos frentes y con todos los medios de lucha posibles. Ese camino es el mismo que seguimos miles de colombianos a pesar de las derrotas
y la adversidades: a nosotros también nos absolverá la historia, compañero, y por eso no declinamos las banderas, ni las armas, aunque debamos reconocer nuestros errores y
tomar tragos amargos en la derrota: la revolución es una labor costosa en vidas y sacrificios, aunque debemos pensar y actuar como el Che: "En una revolución se triunfa o se muere, si esta es verdadera".
Sin más consideraciones, un fraternal y revolucionario saludo desde una trinchera de lucha por las mejores causas de los colombianos y de la humanidad.
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