[de El Pais, 12-ago-2007]
UN TRAMITE INESPERADO: EL GOBIERNO ARGENTINO YA LE OTORGO LA NACIONALIDAD
Celia Guevara March, la hija del Che, se hizo ciudadana argentina
La doctora Celia Guevara March tiene 44 años. Veterinaria, especialista en mamíferos marinos, está al frente del Departamento de Salud Animal del Acuario Nacional de Cuba. Nació en La Habana, cerca de la Plaza de la Revolución. Actualmente, vive en el "Reparto Atabei", un barrio cercano a las embajadas, habitado por funcionarios de gobierno y diplomáticos extranjeros. Tiene dos hijos.
El 3 de enero pasado, la doctora Guevara March enfiló por la Quinta Avenida, en la zona de Miramar y entró al Consulado argentino. Se entrevistó con el jefe de la sección consular, Pablo Ezequiel Virazoro, según consta en un acta a la que accedió Clarín. Iba a ejercer un derecho contemplado por una ley de los años 80 que le permite a hijos de argentinos nacidos en cualquier lugar del mundo optar por esa nacionalidad. Puso sobre el escritorio la partida de nacimiento de su padre, Ernesto Guevara Lynch.
Según pudo reconstruir Clarín, Celia, la hija del Che, alegó ante los diplomáticos argentinos que lo hacía para que sus hijos "tuvieran pasaporte argentino y pudieran viajar a Europa evitando los engorrosos trámites y visados" que deben presentar los cubanos por el mundo. Su flamante DNI ya tiene número y partió de Buenos Aires, rumbo a Cuba.
Un dato llama la atención: Celia realizó el trámite apenas cinco meses después de que Fidel Castro le cediera la conducción del gobierno a su hermano, Raúl, víctima de una hemorragia intestinal que lo llevó al quirófano y a una convalescencia que aún continúa, en medio de mil rumores sobre el futuro político de la isla.
Quienes la conocen, dicen que Celia se destaca de sus otros tres hermanos que están vivos -la pediatra Aleida Guevara March y los abogados Camilo y Ernesto- por dos cuestiones: su bajísimo perfil público y su devoción por Fidel, su castrismo incondicional. "En cuestiones políticas es la más ortodoxa de todos los hermanos" le asegura a Clarín desde La Habana un diplomático europeo que hace años camina la isla. "Los Guevara no hacen nada sin consultarlo antes con Fidel", agrega, en Buenos Aires, un periodista que conoce a fondo la política cubana.
No es frecuente ver a Celia fuera del Acuario, en una tribuna pública. De las pocas que registran los archivos aparecen una visita a México, en 1996, junto a su hermano Ernesto para conmemorar el 40 aniversario de la partida desde Yucatán del yate Granma -la cáscara de nuez de Fidel, como lo definió el escritor Paco Ignacio Taibo- con su padre, Fidel y otros 80 hombres, camino a la revolución cubana. Ese día, ambos hermanos fueron muy duros con el entonces presidente del gobierno español, el conservador Jose María Aznar que instaba a bloquear comercialmente a Cuba. También, hicieron una encendida defensa del gobierno de Fidel. Y fueron al terreno personal: "Es muy difícil vivir sin un padre y más con la calidad de él", admitieron ante la prensa.
Otro de los eventos que tuvo a Celia en primera fila fue cuando los restos del Che Guevara volvieron a Cuba desde Vallegrande, Bolivia. Fue el 13 de julio de 1997, frente a la Plaza de la Revolución. Ante el féretro, estaban Fidel, la viuda del Che, Aleida March y los cuatro hijos. La mayor, Aleidita, fue la encargada de "entregarle" a Castro los restos de su padre y otros tres guerrilleros muertos en Bolivia. "Le pedimos comandante, que nos haga el honor de recibir sus restos. Más que nuestros padres son hijos de este pueblo, que tan dignamente Ud. representa", decía la carta de los Guevara March.
En octubre, se cumplirán cuarenta años de la muerte del Che y Fidel, viejo y enfermo, genera todo tipo de especulaciones sobre el futuro de la ya mítica Cuba revolucionaria. "No me pienso ir de La Habana" dicen que dijo Celia el 3 de enero en el Consulado argentino. "Es su voluntad decidida optar por la nacionalidad argentina de su padre Ernesto Guevara" se puede leer en el acta fría, destemplada que se labró esa mañana de enero en la sede diplomática. Papel oficial, casi insolente. Ajeno a la historia y a las pasiones, le falta el dato fundamental: el Ernesto Guevara del que se habla ahí, entre tantos sellos y membretes, era nada menos que el Che. El Che Guevara.
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