ENTREVISTA A SILVIO RODRÍGUEZ
LA HABANA, MARZO, 2008
Programa Radial "La Noche se Mueve"
Miami, 1210 AM
www.lanochesemueve.us
De Lunes a Viernes de 9 a 10 de la noche
Con Edmundo García
Simbología:
EG: Edmundo García
SR: Silvio Rodríguez
EG: Amigos muy buenas noches, hoy es un programa sumamente peculiar para mí. Hoy voy a tener en La Noche se Mueve, sin adjetivos y calificativos, y ante todo las gracias, a Silvio Rodríguez. Por primera vez con La Noche se Mueve para el público de los Estados Unidos y muy particularmente para el público de Miami y del sur de la Florida. Gracias, Silvio.
SR: Chico, gracias a ti Edmundo, porque realmente he estado mirando la cantidad de entrevistas que tienes y yo creo que estás, no se si sin proponértelo o proponiéndotelo, estás haciendo un fabuloso libro de testimonios sobre Cuba, sobre los cubanos, sobre la realidad de estos tiempos, sobre profecías de todo tipo. Es un libro muy variado, pero creo que va a ser un libro muy interesante, cuando sea todo un cuerpo así, porque hay tantas opiniones diversas, tantos puntos de vista, tantas maneras… y en ese sentido yo creo que te va a quedar muy buen trabajo ahí.
EG: Dios quiera. Esta es la entrevista, te decía, más importante de mi vida, por muchísimas razones, tengo que pasar este momentico, gracias que tu me lo haces muy fácil, para tratar de ser un poquito el impenitente que soy, será tal vez una entrevista y tal vez una conversación.
SR: Ojalá sea una conversación.
EG: Yo creo que va a ser una conversación. Y los oyentes disculpen si no encuentran al periodista o al inquisidor, o lo que quieran ponerle de mí, disculpen. Esta es para mi, ojalá ustedes la disfruten. Esta es para mi espíritu. Si la disfrutan ¡qué bueno!, si no Iʼm sorry.
A mi hay dos cosas que me han salvado de una vida muy tormentosa y difícil. Una y siempre lo he dicho, Cuba siempre me ha salvado y la otra, es tu obra, siempre al lado de Cuba, tu obra, no se si como recreación, pero creo que eso le pasa a muchas personas. Amaury me decía en la entrevista que tu eres un forjador de conciencia y es verdad.
SR: Eso está raro, porque creo que he hecho muy pocas canciones tratando de meterme en el asunto de la conciencia ajena. Bueno… pudiera ser que las canciones las hago desde mi propia conciencia o desde mis propias nociones con mucha sinceridad, y yo creo que eso es muy importante.
Una de las lecciones de ética cancionística más importante que recibí en mi vida la tengo del grandísimo maestro José Antonio Méndez cuando una vez delante de mi le preguntaron qué cómo debían ser las canciones, y él dijo, escuetamente: sinceras. Eso es una de las cosas más grandes que he aprendido.
EG: Ahora que tú hablas de José Antonio. En un Festival de Boleros de Oro lo presento esa noche converso con el un rato y al otro día por la mañana la noticia… Prácticamente soy el último presentador, como quieran ponerle...
SR: ¿Tremendo, no? Y además es increíble porque uno no espera que una persona como José Antonio se muera así…
EG: De esa manera.
SR: Si, todo el mundo espera que le de cirrosis hepática, por esas cosas de José Antonio, de ser un ser tan nocturno, de la nocturnidad alevosa y entonces uno dice un día, bueno a José Antonio no se lo que le pasa, pero que lo atropelle un carro, una doble noticia triste.
EG: Para mi fue impactante, por eso que una persona que admiras tanto y acabas de ver hace ocho horas y te dicen que ha muerto de esa manera, o sea… Es duro.
Bueno Silvio, tu estás bien informado de lo que pasa alrededor tuyo. Había una especulación permanente, y digo especulación porque se leer entre líneas y reviso con cuidado cada vez que aparece una declaración tuya o noticia. Se creó una gran algazara porque Silvio Rodríguez se iba a vivir a Chile y muchas interpretaciones, incluso lo asociaban a que eso tenía que ver con tu salida de la Asamblea Nacional.
SR: ¡Qué cosa más grande!
Esta cosa de Chile yo la sabía prácticamente desde que salió, que fue el 30 de diciembre, porque Vicente Feliú me mandó un blog que había salido en Chile de un amigo de él, en que bromeaba con eso y había redactado como una especie de noticia y decía que yo me iba a vivir a Chile y había extraído pedacitos de otras declaraciones mías de otro lugar y las había insertado y le daba a la noticia todo aquello una especie de veracidad.
Vicente estaba un poco bravo y decía, parece mentira que este amigo, y yo me eché a reír, porque se que en Chile se toma muy en serio el asunto de las bromas el Día de los Inocentes, y eso salió justamente el Día de los Inocentes, claro fue una broma que él hizo el Día de los Inocentes.
Y bueno, eso sucedió el 30 de diciembre, pero la noticia vino a coger fuerza como en febrero, finales de enero, febrero, fue que vino a coger fuerza la noticia. Tú sabes que siempre se demora un poco en hacer un recorrido.
EG: Desde enero yo la venía siguiendo.
SR: Un cable de la UPI, creo que fue.
EG: Si y aquello fue cogiendo fuerza, lo pararon unos días, después armaron más elementos, entonces engordaron la vaquita.
SR: Si, si, si. No tengo ni que desmentirlo, realmente estoy explicando como fue. Cosa que no quiere decir que algún día no decida o que no tenga derecho, algún día, a pasarme un tiempo en algún país.
EG: A pasar una temporada de vida alternativa, de hecho te has pasado la vida pasando temporadas alternativas.
SR: Mira, yo me pasé casi un año fuera de Cuba y nadie lo notó.
EG: ¿Cuándo fue eso?
SR: Eso fue entre la segunda mitad del 96 a la primera mitad del 97.
EG: ¿Y qué estabas haciendo?
SR: Estaba en París. Estaba con Niurka que estaba estudiando en el Conservatorio Nacional de Música.
EG: ¿Estás orgulloso de la tremenda música que es Niurka?
SR: Realmente ella es el músico de la familia.
EG: Esa muchacha puede tocar donde quiera y te digo, no es el criterio mío, sino de personas con conocimientos que dicen: esa muchacha es una gran virtuosa.
SR: Es muy buen músico y además está muy bien preparada.
EG: Si, eso es lo que me han dicho, pero que además tiene condiciones de virtuosismo.
SR: Si, es virtuosa.
EG: Te estoy hablando por ejemplo de Jorge Luis Prats, que la ha oído.
SR: Si, ella se preparó muy bien, aquí en Cuba, primero con sus maestros acá y después también en el Conservatorio Nacional de Música de París.
EG: ¿Entonces estuviste ese año en París?
SR: Ese año estuve casi todo el tiempo, pasaba más tiempo allá en París que acá en La Habana.
EG: ¿Qué hacías en París?
SR: Componía, componía canciones. Me pasaba prácticamente el día donde vivíamos, que era un apartamentito en la calle Monge, por ahí cerca de las Sorbona, muy cerquita.
EG: En el barrio latino.
SR: En el barrio latino, si.
EG: Esa parte es muy bonita.
SR: Es muy agradable. Estábamos muy cerca de St. Michelle.
EG: Silvio, de todas maneras Chile es un país que ha sido muy importante en tu vida, quitando la bobería que salió en la prensa, me refiero a Chile como país, Chile como pueblo, Chile como historia, Chile y tus amigos. Yo te veo además a ti, además de Cuba, con Chile, tu eres un semidiós para ellos.
SR: ¿Qué te iba a decir? Mira, Chile fue el primer país latinoamericano que yo visité. Había ido ese año, 1972, en febrero a un festival en Berlín que se hacía en la antigua RDA de la canción política le llamaban, y en septiembre, me acuerdo, que gracias a gestiones, a la petición expresa de Gladys Marín, que luego fue una gran amiga durante toda su vida…
EG: Leí tu mensaje de condolencia, cuando la muerte de Gladys y me di cuenta que te había llegado muy adentro.
SR: Si, es que ella es una persona, y fíjate, que no puedo hablar en pasado, ella es una mujer tremenda, una mujer muy valiosa, muy valiente.
Durante toda la época de Pinochet ella estuvo desafiando ahí en primera línea. Ella perdió a su esposo, que era uno de los detenidos desaparecidos y ella se reunía con los familiares de los detenidos desaparecidos y llevaba como todos esos familiares su imagen colgada al cuello. Era tremendo verla en medio de esa situación.
Entonces Gladys, cuando yo la conocí ella era la dirigente de de la Juventud Comunista chilena y yo fui invitado a un evento de la Juventud Comunista chilena, y gracias a que ella nos invitó, la Juventud Comunista de acá nos llevó dentro de su delegación a Noel, a Pablo y a mi, que ninguno de los tres éramos además militantes comunistas, cosa que fue prácticamente excepcional.
Eso nos permitió ponernos en contacto con la realidad apasionante que era el Chile de Salvador Allende. Nos permitió ponernos en contacto con cosas que nosotros como jóvenes cubanos, ya en la seguridad de una sociedad, en que no había, digamos, una lucha de clases violenta en las calles nos sentíamos a salvo, y quizás, en esa época, con un poquito de complejo de culpa, porque no habíamos sido lo suficientemente mayores, no habíamos tenido edad para luchar por la libertad.
Habíamos sido beneficiarios de toda aquella bonanza que significó la Revolución y sentíamos que teníamos como una especie de deuda, sobre todo desde el momento que decidimos cantar cosas revolucionarias y cosas sociales. Nos veíamos un poco como… no se…
EG: Ahora que tu tocas ese tema, y es algo que yo he preguntado aquí, a distintos estamentos de la sociedad. Yo me pregunto, nuestra generación, tu generación, también la mía, ya la Revolución tiene 50 años, no forma parte de la épica de la Revolución, sin embargo si fuimos usufructuarios de todo un grupo de beneficios.
La preocupación viene, esta generación, que ya nace dentro del período especial, que tampoco forma parte de la época, pero que tampoco es usufructuaria de la bonanza, ya nace en los apagones, en las limitaciones, determinadas escaceses, por las razones que todo el mundo conoce y que están ahí como razones físicas de los hechos.
SR: Si, que son mitad y mitad.
EG: ¿Cómo se les trasmite a esas nuevas generaciones, que realmente son la nueva nación, cómo se logra llevarles de forma convincente, el mensaje, la educación, la formación, si no tuvo ninguno de estos dos referentes?
SR: Mira, yo creo, la única forma es informarlos, la única forma es usando la información, pero la reiteración de la información tiene su contraparte, sobre todo cuando la información se hace programática mente y se esquematiza, se hace un esquema de lo que es informar y de lo que es educar.
Eso tendría que ser un proceso que estuviera constantemente regenerándose a si mismo y debiera estar a cargo de personas que fueran muy poco ortodoxas y muy poco dadas a esquematizarse. Es algo muy difícil, porque las nuevas generaciones, a no ser a través de la información no tienen cómo enterarse de una serie de referencias históricas, y realmente, no se hasta qué punto es justo, por mucha justicia que haya detrás, no se hasta qué punto es justo, imponerle a las nuevas generaciones un punto de vista basado en realidades anteriores.
EG: Yo he llegado a la conclusión, y hay cosas de nuestra vidas que tienen puntos de contacto, o sea yo he aprendido leyendo, conversando y viajando.
En Cuba se conversa bastante, se lee, tal vez como en ningún otro país, incluyendo el primer mundo y creo que cuando la gente pueda viajar sin problemas, y se que tu has abogado por eso…
SR: Absolutamente.
EG: Esas tres contrastaciones, yo creo que al final van a tener mucho más impacto.
SR: Bueno, de hecho, muchos jóvenes, que viajan y constatan, después se arrepienten del paso que dieron, otros no, otros tienen más suerte y se pueden insertar en la vida, mal que bien.
EG: Tu sabes que hay estadísticas, no se por qué el gobierno cubano no las hace públicas, por las razones que fuesen, hay un creciente número de repatriados, de personas que viviendo en Estados Unidos…
SR: Eso hace años que sucede.
EG: Hay personas que llegan, y no te estoy hablando de pocos, te estoy hablando de miles, tal vez por razones, en fin, los gobiernos saben siempre por qué hacen las cosas, tienen sus razones…
SR : Bueno, como que se inventaron leyes para que no fuera así, reconocer después que es así es un lío para las propias leyes que tu inventaste, te crea un problema.
EG: En la mayoría de los casos son personas que realmente quieren repatriarse y volver a vivir en su país. Yo conozco muchos, yo quisiera reflejar una de estas historias, pero bueno… debe ser eso.
SR: Mira, ahora mismo que estuvieron aquí los Aute, Eduardo y Maritchu, dice Maritchu que cuando venían en el avión para acá venían con una cubana que hacía dos años que estaba en España y se sentó con ella al lado y empezaron a confesarse ahí en el avión y que le dijo, mira, si yo hubiera sabido lo que era España, yo no hubiera…, lo que pasa es que ahora estoy ganando dinero y voy a tirar dos añitos
más, pero dentro de dos años yo regreso para mi país.
EG: Yo pienso, fíjate, tal vez porque somos criaturas de islas, porque realmente hay un grupo de posibilidades, pero aquello que nadie sabe lo que tiene hasta que no lo pierde, la gente en una gran medida…
En el caso de Miami, donde hay una politización, extra politización, en función de una industria, cuando se dice industria anticastrista realmente, es una industria, una industria donde Ud. mete algo en crudo y después es un beneficio, eso existe ahí, está explicado, demostrado. Yo lo he explicado un millón de veces pero antes que yo millones de gente y entonces crea una presión social, una especie de orgullo personal, y mucha gente no lo reconoce.
Sin embargo en una sociedad como la norteamericana, que me precio de conocerla un poquito, cada día la agudización de contradicciones es más grande y se va reflejando en todos los estamentos, incluso en esa privilegiada comunidad cubana americana. Se empiezan a sentir determinadas presiones, en especial los recién llegados que llegan a unos Estados Unidos que no es los Estados Unidos de los 70, de determinados proyectos, además enfrentan la presión de quienes se fueron antes y han creado como una casta de dominio sobre los demás, imponiéndoles cosas.
Yo veo en el futuro un proceso de normalización y en muchos casos viejitos en un proceso de repatriación, como se están viendo pero no se publican.
SR: Realmente me estás hablando de cosas que yo, la mitad de ellas las intuyo pero no las se, porque no tengo todos los días el privilegio de sentarme a hablar así con una persona que tenga esa experiencia que has tenido tú. ¿Cuántos años tú llevas?
EG: Ocho, en Miami. Estuve en Londres.
SR: Ah… en Londres.
EG: Yo salgo hacia Londres, de Londres me voy a Estados Unidos. Ya va para ocho años en Estados Unidos. Este es mi cuarto viaje a Cuba, Después del primero ya no he parado de regresar y no pararé de regresar.
SR: ¿Y no tienes problemas Edmundo?
EG: Bueno, entre tanto absurdo, yo soy periodista, yo vivo de esto, hay quien inventa que lo es. Este es mi trabajo, aunque muchos tratan de boicotear eso, he tenido mucha, mucha presión.
SR: Me imagino, me imagino y me he enterado de muchas cosas a través de estas entrevistas.
EG: Yo estoy amparado bajo la Primera Enmienda, o sea, yo soy ciudadano cubano y soy ciudadano norteamericano, soy periodista a tiempo completo, éste es mi único empleo, no tengo negocios ni nada, por tanto estoy amparado por la Primera Enmienda de los Estados Unidos que me garantiza la libertad de movimiento en función de mi trabajo.
O sea, en esta anormalidad que existe respecto a Cuba, aún ahí hay una Constitución que por lo menos no han podido…
SR: ¿O sea, que las medidas restrictivas Estados Unidos no las aplica a los periodistas?
EG: A los periodistas no las aplica.
Silvio, estoy recordando ahora esos discos de los 60. Tu sabes que los tengo, se me rayan… cojo un berrinche, pero bueno ahí están, los tengo y los voy poniendo y…
SR: ¿Y por qué no los digitalizas? ¿Se te rompen los CD?
EG: No, a veces se rayan, los tengo en el carro…
SR: Ah… si el toqueteo.
EG: Dime Silvio, esa época de los 60, esa época maravillosa, esos primeros discos que tú haces donde aparecen tantas canciones que son inolvidables, inolvidables ¿Qué había en Silvio que produce esas canciones, esos textos, esas crónicas sociales? En mi criterio, y en el de muchos, allí comienza a tejerse la leyenda y ya tu obra te trasciende, ya contigo no hay casualidad.
SR: Imagínate, yo en los sesenta me hice hombre. Empecé siendo un niño en los sesenta y terminé siendo un hombre.
En el año 59, cuando triunfa la Revolución, yo tenía doce años recién cumplidos, y en el año 69, cuando partí en el Playa Girón, tenía 22, o sea recién había alcanzado mi mayoría de edad. Todavía me sentía un poco adolescente, te lo confieso, a los 22 años y a los 23, también. Y no sólo adolescente, por momentos me sentía hasta niño.
La niñez es una de las etapas más importantes de la vida humana, no me cabe la más mínima duda. Ahí toda la grandeza es cuando se manifiesta verdaderamente en los seres humanos, porque es la etapa en la que uno no tiene restricciones o está aprendiendo a asumirlas: ese duro trabajo de aprender las restricciones que te va imponiendo la sociedad, la vida, las limitaciones, la moral, etc. etc. etc. Y en esa pelea justa, de esa pureza que traen los seres humanos, que va chocando y que a veces también se va enriqueciendo con elementos éticos, con cosas hermosas que también se adquieren, yo creo que ahí es donde está la esencia de todo, y de ahí parte todo lo bueno y todo lo malo que vamos a ser.
Yo creo que esa presencia del niño en mi, fue determinante para que hiciera las canciones que hice, la cantidad de canciones que hice, y es así porque yo me dediqué a hacer una especie de inventario del mundo. Yo fui viendo las cosas y las fui contando; y las fui contando con asombro, como un niño ve las cosas y las cuenta. Y yo creo que esa sinceridad inevitable de un niño, fue el factor determinante, el común denominador de todas esas canciones.
EG: ¿Quién alimentó esa sensibilidad en el niño en tu familia, tu mamá, tu papá, el entorno?
SR: Yo creo que es una combinación, porque mi familia materna es eminentemente musical, y mi padre, específicamente mi padre, a pesar de haber tenido una instrucción deficiente, porque lo único que estudió fue hasta segundo grado, era lector, leía mucho y leía poesía. Un hombre de segundo grado que era carpintero, que era ebanista y leía a Juan de Dios Peza, leía a Martí, leía a Darío, a Guillén.
EG: ¿Y te leía?
SR: Y me leía. Pero había una cosa importante, yo veía a mi padre acostado con un libro sobre el pecho. Es una imagen que yo tengo de mi padre de siempre. Indudablemente eso influyó en mi acercamiento a los libros y también porque el me llamaba y me decía, escucha esto.
Me acuerdo perfectamente, yo tenía 6 ó 7 años, cuando me leyó el poema de Darío Los motivos del lobo, que es la historia de San Francisco de Asís y me acuerdo que inmediatamente después yo escribí como una especie de poemita o algo así que se llamaba Aúlla lobo. Yo creo que por ahí empezó.
EG: ¿En algún momento tu tienes certeza que tu destino sería poético?
SR: No, no. Yo pensaba que iba a ser astrónomo. Era lo que me gustaba cuando niño, porque me gustaban mucho las estrellas. Era lo que más me gustaba, realmente, la astronomía, y durante muchos años, mientras duró mi niñez, pensé que iba a ser astrónomo, pero luego choqué con las matemáticas, ¡la dura realidad de las matemáticas!
EG: ¿No te gustan las matemáticas? A mi tampoco.
SR No, no, que va, no me gustan, por eso te digo que choqué con la dura realidad de las matemáticas. (Risas)
EG: ¿Cuándo tú tienes la certeza que tu destino es poético, es musical, es literario?
SR: Realmente certeza, nunca he tenido. (Risas). Deseos si, deseos he tenido muchos.
EG: Si, pero tu sabes, has dejado, tienes hecha una obra.
SR: Mira, a principios del 67 yo llevaba un diariecito estando en la Revista Verde Olivo, mi última etapa en las Fuerzas Armadas y ya yo había conocido a Mario Romeu, que fue quien me llevó al programa de…
EG: De Rifat.
SR: …de Rifat y de Orlando Quiroga, Música y Estrellas.
EG: Dicen que fuiste con unas botas rusas.
SR: Si, si, era las que tenía. Eran mis zapatos, yo estaba en el Ejército y yo fui al programa al día siguiente de desmovilizarme. Yo me desmovilicé un lunes 12 de junio de 1967, y al día siguiente, martes 13 de junio debuté en Música y Estrellas, y los únicos zapatos que tenía eran mis botas rusas, ¿con qué iba a ir? No podía ir con otros (Risas)
EG: Además esa es la época en que los muchachos de tu edad, ante algún evento, buscaban el traje del padre, probablemente con el que se casó. (Risas)
SR: No, yo no tenía traje. Yo había tenido un traje cuando estaba en el Ejército, mi madre me lo había mandado a hacer pero yo se lo había regalado a un compañero que se casaba.
EG: Apuesto cualquier cosa que tú no tienes un traje.
SR: No, no tengo traje.
EG: Ni vas a tener nunca un traje (Risas)
SR: No, no. Tengo algunas chaquetas.
EG: Pero jamás un traje y un safari mucho menos.
SR: Nooo, un safari, ¡sería imperdonable! (Risas)
EG: Un safari con lapiceros, ya eso sería: ¡ni hablar!
SR: No, de espanto. Lo más que llegué a usar fueron algunas guayaberas.
EG: La guayabera, que es una prenda tan cubana, tan bonita, yo crecí con un prejuicio a la guayabera porque me imponía un encartonamiento, ya se me ha ido quitando y ahora a cada rato me las pongo.
SR: Te las remangas, claro.
EG ¿Te las pones a veces Silvio?
SR: Aquí en Cuba se han dejado de hacer las guayaberas. Desde hace muchos años se importaban de Panamá.
EG: Tu sabes que a los cubano americanos, a los que nacen allí, le dicen los yuca, no se por qué, pero bueno, les dicen así y bueno se ponen un jeans y se ponen una guayabera y se sienten orgullosísimos con aquella guayabera.
SR: Bueno, es una forma de identificarse.
EG: Hay un verso en una canción tuya que yo siempre recuerdo y envidio, no por haberlo escrito, yo nunca he tenido la intención de ser poeta, sino de haberlo vivido. Tú hablas, que cuando te vas de San Antonio, te vas sabiendo que en Tampa,
tu abuelo habló con Martí. ¿Te lo contó tu abuelo?
SR: Si, varias veces además. La anécdota es que mi abuelo, cuando tenía como 11 ó 12 años fue a Tampa, a buscar trabajo, como tabaquero, ya a esa edad.
El se encontró en una bodega -me decía- con un señor que le preguntó, que qué hacía allí y le dijo que buscando trabajo, que era aprendiz en una tabaquería de Tampa, y que entonces, ese señor le dijo: Ah…en esa tabaquería, ah…pues mira, nos vamos a ver pronto, porque yo voy a ir dentro de unos días por ahí.
Y que un día, estando él en la tabaquería, dijeron, viene el delegado…
EG: …del Partido Revolucionario Cubano…
SR: No, él no me dijo del Partido, un delegado cubano, fue lo que me dijo, según recuerdo. Y entonces cuando lo vio, lo vio hablar allí, que hablaba bonito y todas esas cosas y que los tabaqueros cooperaron ahí, con parte de sus ahorros.
EG: Fueron los tabaqueros de Tampa los que kilo a kilo…
SR: Si, financiaron eso.
EG: Esa es mi bronca en Miami, Martí, nuca le pidió un kilo a ningún gobierno, kilo a kilo, hicieron su guerra. Ser patriota con dinero extranjero, yo no lo puedo entender.
¿Y volviendo a eso, tu abuelo te lo contaba con emoción?
SR: Mi abuelo me lo contó varias veces, yo no recuerdo muy bien eso, porque son recuerdos de cuando yo era muy chiquito, mi abuelo me lo contó cuando ya yo vivía aquí en la Habana e íbamos los fines de semana a San Antonio. Me lo contó varias veces, eso si lo recuerdo y recuerdo que me sentaba en sus rodillas, para contármelo.
EG: De alguna manera, a muchos nos sucede que ese verso: "me fui sabiendo que en Tampa mi abuelo habló con Martí", es como decir, soy consciente de la historia. Es un gran verso. A mí me emociona recordarlo, lo recuerdo sin música, en distintos contextos, muchas veces voy caminando, ante alguna situación, me sorprendo diciéndolo, además me gusta decirlo en voz alta, "me fui sabiendo que en Tampa, mi abuelo habló con Martí"
Yo le encuentro un montón de lecturas, tal vez cosa mía. Es muy fuerte…
SR: Si, para mi también es fuerte haber tenido la fortuna de que mi abuelo me contara eso, ¿no?
EG: De ser parte de ese legado
SR: Si, si, y sin ningún alarde, o sea, había como una especie de orgullo, no era un orgullo malsano, era un orgullo muy humilde, muy humilde, y yo creo que me lo contó varias veces para que se me grabara.
Mira ahorita estábamos hablando de cómo a las generaciones que lo siguen a uno, uno les enseña, uno les trasmite y mira que forma más abierta y menos impositiva, porque el peligro de esa cosas es que parezca…
EG: Cartón, pero para eso hace falta mucho talento, sin talento…
SR Exactamente, si, hace falta talento.
EG: Sin talento se mimetizan, uno tiende a rechazarlas. Yo lo he dicho, mí educación política real se produce en Miami, a mi me educa realmente la ultraderecha de Miami, cuando la conozco, cuando la descubro, cuando veo sus intenciones.
Tal vez aquí me lo decían todos los días, pero muy encartonado, hasta el punto que yo no le hacía caso, pero cuando yo choco con la concreta… A mi Miami me va politizando, me va radicalizando, en la medida que empiezo a entender a esa ultraderecha.
SR: Y además esa especie de neobatistianismo que hay.
EG: Ese es un proceso interesantísimo, como los herederos de Batista o los celebradores de Batista han controlado el poder político aún estando en Miami.
SR: Bueno, eran los que más dinero tenían.
EG: Eran los que más dinero tenían y realmente el gobierno norteamericano los financió cuando llegaron. Sin embargo ahora hay una clase de nuevas personas que están viendo que esa gente que tiene el poder político no refleja ni representan sus intereses sino que los discriminan y los agraden.
Se está produciendo un movimiento en los Estados Unidos muy interesante y en Miami, particularmente en la comunidad cubano americana está produciéndose una evolución, muy interesante. Eso no quiere decir que ni son comunistas, ni que son socialistas, ni revolucionarios, pero es que le han roto la columna vertebral de su escala de valores, desde posiciones anexionistas, anticubanas, antinorteamericanas, antipopulares, antidemocráticas, entonces aspiran a venir a Cuba como un pacto de poder, y las generaciones que están ahí nuevas, quiéranlo o no, les guste o no la Revolución, reconózcanlo o no, conocen la esencia del pueblo cubano, y se van a dar con un muro en la frente.
Y eso es interesante porque está habiendo una transformación en Miami. Yo te puedo decir, te puedo garantizar, yo he hecho tres programas sobre tu obra en mi programa de radio y he abierto micrófonos, he abierto líneas, te voy a traer las grabaciones, excepto una frase con un calificativo descabellado, un tipo que más que todo inspira lástima, que no sabe lo que dice, que no entiende tu obra, desfasado por completo, el respeto a tu obra, el respeto a la obra de Pablo, el respeto a la obra de Irakere, el respeto al proyecto cultural, o sea, usted no se respeta a si mismo si usted niega eso.
SR: Eso yo lo he sentido, he sentido identidad, he sentido afecto, no se si respeto, pero por lo menos afecto, pero por lo menos no discriminación. Me pasó una vez y lo conté en una entrevista que hice para el Herald, que después no publicaron.
EG: Tú la publicaste.
SR: Yo la publiqué en Internet después, porque además trabajé en ella, me metí como dos o tres días redactando aquello y después vi que pasaron como dos o tres meses y entonces la lancé para Internet.
EG: Claro. Y hablan de democracia, y hablan de pluralismo y exigen a Cuba. Una sociedad tan fuerte...
SR: Bueno, el mismo programa que hice con Bayly y que al final me dice, ¿y tu crees que este programa lo pasen en Cuba?, yo le contesté, yo no se si lo pasarán, yo lo que te puedo prometer es que lo voy a proponer.
EG: Y se pasó, yo recuerdo, yo estaba en Cuba.
SR: Y se pasó. Se pasó un día como a las once de la noche y no se advirtió y no llamaron a nadie. (Risas) Pero se pasó.
EG: Murió el domingo Cachao, Silvio. Murió Cachao con 89 años.
SR: Es uno de los inventores del mambo y un gran instrumentista.
EG: Muy buena gente.
SR: ¿Buena gente, no? No tuve el gusto de conocerlo.
EG: Como Celia era muy buena gente también.
SR: A Celia le mandé saludos. Celia y yo intercambiamos en determinado momento saludos. Nunca pude conocerla.
EG: Coincidir.
SR: Me hubiera encantado.
EG: Y es probable si hubieran coincidido, ella, por esa presión social que te cuento, se hubiera inhibido o te hubiera propuesto una cumbre secreta (Risas)
SR: Hubiera sido en la intimidad.
Ella cuando iba a Venezuela se veía con una familia con la que yo tenía algún tipo de vínculo, y a través de esa familia, cuando yo me enteré… Porque yo a quien conocía de esa familia era a una muchacha, por supuesto, y cuando ella me contó que Celia iba mucho a su casa, entonces le dije: dile a Celia que yo la admiro mucho, bueno si sabe quien soy yo, si no sabe, le dices un cubano que se llama… Y si, sabía quien era yo, bueno te estoy hablando de la década del 70.
EG: Pero ya se te conocía.
SR: Si, si.
EG: Yo creo que contigo pasa algo muy interesante, cuando alguien compra un disco tuyo, una vez, no deja de comprarlos.
¿Después de "Cita con los Ángeles", tú has sacado alguno más?
SR: Si, como no, saqué un disco, después te lo regalo, es un disco de canciones viejas, pero casi todas inéditas, que se llama: "Érase que se era", ¿ese no lo conoces?
EG: No.
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