Daniel Viglietti en Paraguay:
"La cultura es parte esencial de la vida y puede contribuir"
"Después de tantos años de prohibiciones, trato de disfrutar de mi vida en mi país y espero defender toda esta etapa, para que no vuelva a ocurrir lo anterior", dijo Daniel Viglietti, un emblemático cantautor latinoamericano, al indicar donde pasa la mayor parte de su tiempo, luego de haber estado exiliado durante 11 años.
Ayer dio un concierto junto a Víctor Heredia, Teresa Parodi, Liliana Herrera, Ricardo Flecha, y otros artistas. Antes, habló para La Nación sobre sus inicios en la música y su vinculación luego con la crítica a través del arte. "Yo he cantado todo género de canción. Si por un lado, he cantado
canciones definibles como testimoniales y sociales, también he cantado canciones de amor, de paisajes, pero naturalmente, las canciones de amor y de paisajes las cantan muchos", refirió.
Para la generación de Viglietti, cantar opinando, "como decía el Martín Fierro", no era una actitud tan generalizada, como ahora lo es. "En aquella época, eso era difícil de encontrar y por eso se me ubica siempre en relación a esas canciones", explicó.
El artista relató la forma en que llegó a desarrollar un arte comprometido con los problemas sociales: Él no nació en un hogar pobre. Perteneció a una clase media baja, que en el Montevideo de aquel entonces, 1939, lograba vivir. Su madre era pianista y su padre guitarrista, lo que le llevó a escuchar mucha música clásica. Pero también, a través de discos que le acercaba su padre, llegó a gente como Atahualpa Yupanqui.
DUERME NEGRITO
"Yupanqui es alguien que tiene un repertorio muy amplio, un arco iris . Sin embargo, tiene canciones muy marcadas por el color de lo social y eso me enseñó mucho. Yo escuché, siendo niño, en el Teatro Solís de Montevideo a Atahualpa contar 'Duerme negrito'. Esa canción me ayudó tanto a tomar conciencia: 'Trabajando y no le pagan, trabajando duramente, al negrito
chiquitito', recordó.
Escuchar a Yupanqui marcó al niño Daniel. Pero a eso le agregó: Escuela de Música, onservatorio, curso con Atilio Rapat y Abel Carlevaro, grandes virtuosos de la guitarra. Ese fue el núcleo de su formación. Para el cantante uruguayo, más que la música o el arte, la experiencia más fuerte de una toma de conciencia proviene de la vida misma. "En nuestras sociedades, la explotación, la corrupción, la falsedad, la demagogia, van abriendo la cabeza de la gente y los pueblos evolucionan".
La experiencia directa es la más formadora, señaló Viglietti. "La gente se va dando cuenta que no puede vivir encerrada dentro de un televisor que le dice falsas verdades. Sin embargo, si uno no tiene una experiencia de pobreza o de contraste, puede influir lo artístico, puede influir lo
cultural. Creo que hay una influencia, y por eso desarrollo este oficio, creo en la posibilidad de ayudar, lo que no creo es en cosas determinantes, como dice Juan Gelman: 'Ningún poema hizo caer a ninguna dictadura", manifestó.
La cultura es parte esencial para la vida humana y puede contribuir, ayudar, según el guitarrista y compositor uruguayo, "pero una canción es algo muy frágil, no confundamos, momentos de euforia, de entusiasmo frente a una canción, con cambios históricos. La música lo que va haciendo es sensibilizar, concienciar sobre cosas que se van dando, en la lucha de la gente", finalizó.
FUENTE: La Nacion de Parguay
http://www.lanacion.com.py/noticias.php?not=183624&fecha=2008/04/18
No hay comentarios.:
Publicar un comentario