Jean-Guy Allard (especial para ARGENPRESS.info)
¿Se
recordará Estados Unidos que dio asilo al terrorista Luis Posada
Carriles en su embajada de la República de Sierra Leona cuando el viejo
asesino “anticastrista” se dedicaba a una operación de tráfico de armas
en esta nación africana?.
Mientras
Londres secuestra a Julian Assange al perseguirlo cobardemente por
cuenta de Estados Unidos, en territorio norteamericano cientos de
delincuentes políticos del mundo entero y en particular de América
Latina reciben asilo de parte de un Departamento de Estado que observa
un silencio total sobre su presencia y su historial de violadores de los
derechos humanos.
El
caso de Posada en Sierra Leone ilustra bien la doble moral de
Washington cuando se trata de encubrir y proteger a sus servidores.
Radicado
entonces en El Salvador donde había establecido su base terrorista a
partir de la cual dirigía una campaña de atentados en La Habana, Posada
hizo un viaje a África donde lo sorprendió un golpe de estado, el 25 de
mayo de 1997.
Temiendo
por su vida, el veterano agente de la CIA, supuestamente perseguido por
sus crímenes, tanto como represor de la DISIP como terrorista
“anticastrista”, tuvo que violar las consignas de seguridad y pidió
asilo en la Embajada de Estados Unidos.
Posada
no tuvo la menor dificultad en hacer reconocer y a obtener la
protección durante vario días de parte de quienes hoy publican una
“lista de países patrocinadores del terrorismo” donde inscriben las
naciones que se desea denigrar.
En
el falso pasaporte salvadoreño número 547378 a nombre de Franco
Rodríguez Mena, usado por Posada, aparece la visa de Sierra Leona junto a
cuños que demuestran su entrada por la vecina nación de Liberia.
Posada
se jactó en varias oportunidades de sus amistades en la CIA y en el FBI
y de la acogida que recibió de parte de los diplomáticos yanquis de
este pequeño país, donde se comportaban como en su propia casa.
Cientos de delincuentes políticos
La
lista de los asesinos, torturadores, sicarios, esbirros de todos tipos
que acogió Estados Unidos al derrumbarse la dictadura cubana de
Fulgencio Batista, en 1959, sería interminable. Son miles los matones
del batistato que recibieron asilo instantáneo y permanente al
presentarse en territorio norteamericano, presentando sus credenciales
de los distintos cuerpos represivos de un gobierno mafioso orientado
desde la embajada yanqui.
Desde
el gangster Rolando Masferrer que terminará asesinado en Miami, hasta
el terrorista Carlos Alberto Montaner, luego convertido en intelectual
CIA y su socio Armando Valladares, todos recibieron la bienvenida del
mismo Departamento de Estado que hoy habla del caso Assange evocando las
sutilezas de convenios diplomáticos.
Tierra de asilo de crápulas
Estados
Unidos es la tierra de asilo por excelencia de todas las crápulas,
conocidas o anónimas, que asistieron el imperio en su expansión
hegemónica. En el caso de América Latina, cuantos violadores de los
derechos humanos reciben la protección del poder imperial y de sus
mecanismos de policía y de inteligencia.
¿Pudiera
explicar el Departamento de Estado como se justifica la presencia en
Estados Unidos del boliviano Alejandro Melgar, el cabecilla de la
conspiración magnicida de Santa Cruz, que financió la creación de un
comando terrorista conformado con mercenarios croatas que intento
asesinar al presidente Evo Morales?
Y como explica el asilo formal o virtual otorgado a…
-
Gonzalo “Goni” Sánchez de Losada, el ex mandatario boliviano
responsable de la masacre de la Guerra del Gas que provocó más de 60
muertos y medio millar de heridos – junto con varios de sus ex ministros
implicados en la matanza.
-
Joaquim Chaffardet, ex directivo de la DISIP venezolana, cómplice de
Luis Posada Carriles, en los años 70, en la tortura, la desaparición, el
asesinato de cientos de jóvenes revolucionarios de Venezuela.
-
José Antonio Colina, militar venezolano traidor, reclamado por
atentados con explosivo C4 en representaciones diplomáticas de Caracas,
junto con su cómplice Raúl Díaz Peña que se exhiben en asambleas
públicas con la congresista Ileana Ros-Lehtinen.
-
Patricia Poleo, cómplice del asesinato del fiscal venezolano Danilo
Anderson, que calumnia desde Miami el Gobierno bolivariano de Venezuela y
sus dirigentes.
- El ex agente DISIP Johan Peña que colocó la bomba que pulverizó a Anderson en su vehiculo – y su cómplice José Guevara.
-
Carlos Vides Casanova, el ex jefe de la Guardia Nacional de El
Salvador, torturador co-responsable del asesinato de monjas
norteamericanas.
-
Roberto Guillermo Bravo, el oficial argentino, culpable de la masacre
de Trelew que le costó la vida a 16 jóvenes revolucionarios que remató.
- Jaime Lusinchi, el ex presidente venezolano, reclamado por corrupción y su responsabilidad en la masacre de Yumare,
-
Jaime García Covarrubias, un ex alto oficial represor del dictador
chileno Augusto Pinochet, acusado de torturas y asesinatos, profesor en
una academia del Pentágono, en Washington.
- Inocente Orlando Montano, este ex coronel salvadoreño, cómplice del asesinato de Jesuitas.
- Ray David Charles, un ex jefe de misión militar en Estados Unidos de la dictadura criminal de Pinochet.
- Jamil Mahuad, el ex mandatario ecuatoriano responsable por la muerte de decenas de sus compatriotas.
- Cesar Matamoros, el terrorista panameño cómplice de Posada Carriles hoy discretamente radicado en Miami.
- El ex dictador peruano Francisco Morales que reclama Argentina por secuestros.
-
Carlos Yacamán, asesino del ex ministro hondureño de Vivienda de la
administración Zelaya Roland Valenzuela, por haber identificado una
colaboradora de la CIA involucrada en el golpe de estado, Jacqueline
Foglia Sandoval que también se encuentra en Miami.
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