En abril, la interpretación de su último disco puso a los madrileños a aplaudir de pie. El auditorio Reina Sofía, en el cual Joan Isaac, cantautor catalán, presentó un concierto a dúo con Luis Eduardo Aute, estalló en ovaciones, según las crónicas. Las versiones en catalán de las canciones de Aute estremecieron al público, que entendió ese “mano a mano” como una expresión de respeto e interacción entre las dos culturas ibéricas.
13/09/2010 MEDIOS
Por Gabriela Paz y Miño para El Comercio
Joan Isaac, de paso por Quito a propósito de la Semana de la Cultura Catalana, recuerda esa noche con emoción. Tiene una razón: para él, como para muchos cantautores catalanes de su generación, cantar en su idioma tiene una trascendencia que rebasa lo estético y linda con lo político, aunque —lo aclara varias veces— esa no haya sido su intención con este u otros discos.
¿Las razones? Isaac las explica, sentado en un restaurante del Centro Histórico, días antes de su concierto por la celebración Diada de Catalunya, en Quito.
Viene por un encuentro de memoria e identidad. En el caso de Catalunya esas son dos palabras complejas. ¿Qué papel juega un cantautor en la divulgación de la identidad de un pueblo como el suyo?
Para mí, el hecho artístico siempre ha estado muy por encima de cualquier coyuntura política. Pero ante la necesidad de reivindicar una búsqueda de la libertad en ciertos países, se ha producido una empatía muy grande entre la música popular y el hecho social. No es lo mismo la visión de los cantautores franceses, como Brel, Ferré o Brassens, que tenían un concepto de la canción absolutamente poético y literario, que lo que pueda significar Víctor Jara para Chile o Silvio Rodríguez para Cuba. Sin embargo, el denominador común de la canción de autor es un compromiso con la belleza y con la estética, para desmarcarse de la canción banal o de aquella meramente comercial. En Sudamérica, esta corriente ha tenido una implicación mucho más política que en Europa.
¿Y en Catalunya?
Nosotros, que somos un país extraño: conocemos nuestra identidad, sabemos adónde queremos ir, pero no sabemos si nos dejarán ir por ahí' En la dictadura franquista se produjo un hecho descarnado, que fue la prohibición de hablar en catalán... de estudiar o de escribir en catalán...
¿De cantar en catalán?
Así es. De cantar en catalán. Ante esta coyuntura nació un movimiento que se llamó la “nova cançó”, en principio formado por un colectivo que se denominó los Setze Jutges, que reivindicaba el uso normal del catalán en el mundo de la canción.
El referente más próximo que tenían era la canción francesa, así que intentaron copiar un poco, hacer ese tipo de canción costumbrista, descriptiva, poética' Era un grupo homogéneo que iba de pueblo en pueblo y paseaba por ciudades, haciendo conciertos en los que cantaban todos en catalán.
En ese movimiento apareció Raimon, figura básica y primordial. Él comenzó el movimiento de canción política catalana con una canción que se llama Al Vent, que curiosamente la hizo en un viaje en motocicleta, desde su ciudad hasta Valencia, donde estudiaba filología. Esa sensación del viento en la cara, de libertad, le inspiró componer esta canción, pero el simbolismo trascendió y nació esa aproximación entre la gente de izquierdas que demandaba la libertad, no solo para Catalunya, sino del Estado español.
¿Ese trasfondo político, reivindicativo, es el que tiene también su música?
Cantar en catalán es, en sí, una opción política. Pero no en el sentido panfletario. Solo el hecho de aceptar el monolinguismo como opción personal ya implica un posicionamiento político. Se trata de defender la cultura y la lengua de nuestro país. De reivindicar la palabra libertad.
¿Usted es un cantautor político?
Yo soy un cantautor intimista. Intento hacer canción de cualquier ítem sensible que me llegue. Mis maestros han sido Serrat, Aute; hasta Sabina, que escribe muy bien. Pero, en su caso, por ejemplo, no es posicionamiento político: cantar en su lengua no es ningún problema. Lo que hacemos los cantantes catalanes es recuperar, a través de la estética, de la poesía, el hecho de ser un país que aún no ha llegado adonde quiere llegar. Es simplemente esto. Mira, me han preguntado cinco veces en Quito, esta semana, por qué no canto en castellano, con el argumento de que el mercado es mucho más amplio. Yo digo: ¿le preguntaron a Michael Jackson por qué no cantó en francés? Es absurdo.
¿Qué significó traducir a Aute al catalán? ¿O lograr que Silvio Rodríguez cantara en catalán su famoso Unicornio Azul?
El disco con Aute lo hemos hecho cantando los dos en catalán, con piano y cuartero de cuerdas. Es un disco precioso. Este proyecto era puramente musical. Sin embargo, se ha convertido en el disco más político que he hecho en mi vida. Lo que realmente queremos demostrar es que es posible la comunicación entre culturas diferentes sin ningún tipo de problema. El hecho de que yo traduzca a Luis Eduardo o a Silvio al catalán significa un respeto enorme por su cultura y su lengua. El hecho de que ellos canten en catalán, significa exactamente lo mismo.
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