24/10/2009 - Sabela Corbelle / El Progreso (Lugo)
Acaba de estrenar disco, 'Alma mía', y está en plena promoción. Por eso resiste pacientemente las entrevistas, que considera una parte más de su trabajo. Tímido —especialmente fuera del escenario, como bien se encarga de aclarar— pero cercano, Pedro Guerra contesta a las preguntas manteniendo siempre su visión humilde de la vida. Con resignación y sin ningún tipo de ostentaciones pese a ser uno de los cantautores de más éxito en España, tanto entre el público como entre otros intérpretes, que no dudan en hacerse eco de sus canciones y reinterpretarlas en los escenarios.
PREGUNTA: En muchas ocasiones, fueron los demás quienes cantaron sus canciones. Ahora, en este disco, pasa al revés: deja sus propias composiciones por las de los demás. ¿Se ha arrepentido en algún momento de cantar, por una vez, temas que son de otros?
RESPUESTA: No, en absoluto. Al contrario, es algo que disfruto y, aunque la gente no lo sepa, yo lo hago de toda la vida. Siempre he vivido rodeado de canciones, desde niño hasta hoy, y disfruto mucho cantando aquéllas que me gustan aunque no las haya escrito yo, porque lo importante no es quién es el autor sino que la canción te llegue al alma.
P: Habrá quien vea en esta idea quizás una falta de imaginación o de inspiración. ¿Se agotan alguna vez los recursos de un compositor?
R: No, tampoco. Simplemente, me gustan estas canciones y me apetecía grabar un disco cantando estos temas que no son míos. Nada tiene que ver, en absoluto, con una falta de inspiración. Al contrario. Es un disco que hice por puro disfrute personal y nada más, no hay ninguna otra cosa de por medio.
P: En 'Alma mía' hay tangos, boleros, rancheras, coplas... ¿podría escoger alguno de estos géneros?, ¿con cuál de ellos se quedaría?
R: Podría, pero no sé si es necesario porque es que, además, los géneros no me importan mucho. Yo creo que por encima de ellos estamos hablando de grandes canciones. Por otra parte, en ningún caso hago los tangos como tangos, los boleros como boleros ni las rancheras como rancheras... simplemente las trato a todas como canciones que son y las interpreto a mi manera, eso sí, ahí va mi apuesta personal.
P: Tampoco es fácil imaginarlo cantando una ranchera ni un tango al estilo tradicional.
R: Pues en mi música hay algo de eso. Tanto el tango como el bolero o la ranchera no son estilos alejados de mi música. Hago alguna canción con sabor tanguero o abolerado. ¿Por qué? Pues porque estas canciones forman parte de mi formación como músico y como persona, yo no soy completamente ajeno a estos estilos musicales.
P: Cambió de música, pero sigue asido a su guitarra. ¿Son un matrimonio bien avenido?
R: La guitarra es el instrumento de trabajo más preciado que tengo. Desde los 14 años, edad en la que empecé a componer, fue el instrumento con el que he creado todas las canciones y con el que he cantado. Yo compongo con un papel o un ordenador —para las letras— y con una guitarra, así que se puede decir que este instrumento es determinante en mi carrera.
P: ¿Le dedica muchas horas al día a la composición?
R: Depende del momento en el que esté. Cuando estoy en época de componer, sí, todos los días. Vivo la composición como un trabajo. Me levanto por la mañana, me siento a trabajar, estoy hasta el mediodía y, luego, vuelvo por la tarde a ponerme con la faena. Pero también hay épocas, como ahora, en la que estuve grabando y de gira de promoción, en las que no dedico nada de tiempo a la composición porque no puedo. Simplemente, no tengo tiempo para ello. Entonces, ésta sería una época de sequía.
P: En este nuevo disco canta las canciones que, de pequeño, le oía a su padre. ¿Se puede decir que de casta le viene al galgo?
R: Sí, supongo que en mi infancia he desarrollado un amor por la música y la literatura que me llevaron al mundo de la canción. En mi casa había un ambiente muy propicio que hizo que me dedicara a la música y a las cuestiones artísticas en general.
P: ¿También le canta canciones a sus dos hijos?
R: Sí, les canto. No todo el día ni a todas horas, pero les canto distintos tipos de canciones.
P: ¿Canciones suyas o de otros autores?
R: Más bien de otros, las mías, fuera del escenario, no las suelo cantar mucho. Las dejo para cuando estoy actuando.
P: ¿Y de quién son las canciones que les canta a sus hijos?
R: Son de estilo muy diverso. Les canto desde canciones de cuna hasta algunas de las que aparecen en este disco, por ejemplo. No hay una canción especial, sólo nos gusta cantar.
P: ¿Los niños han heredado su afición artística?, ¿ya hacen sus pinitos cantando?
R: ¡Huy, sí! Hasta el punto de que el que tiene tres años canta muchísimas canciones para niños.
P: ¿Colaboró también en este disco su hijo?
R: [Sonríe]. Bueno, de alguna manera sí.
P: Su padre fue el primer presidente del Parlamento canario. ¿Se dedicaría también usted a la política como lo hizo él?
R: Heredé de él que también a mí me preocupa lo que pasa en la sociedad, estar informado... Lo que no tuve nunca fue la intención de dedicarme a la política, porque no me interesa mucho, pero sí me interesa la política como ciudadano.
P: Estuvo próximo, en alguna ocasión, al independentismo canario. ¿Cree todavía posible que su archipiélago sea independiente?
R: En realidad, al independentismo canario no estuve próximo nunca. Tuve posturas cercanas al nacionalismo canario, pero como una defensa de la cultura e idiosincrasia de los canarios. En cuestiones independistas entro menos. No sé ni siquiera si es necesario. En todo caso, con los años, adopté una posición internacionalista, lejos de crear nuevas fronteras, hay que romper las que ya hay.
P: En su carrera tuvo oportunidad de contactar con gente muy importante en el mundo de la música como Joaquín Sabina o Luis Eduardo Aute, ¿fue cuestión de suerte o es que tiene don para las relaciones públicas?
R: No, don para las relaciones públicas en absoluto, porque soy tímido. Digamos que las circunstancias hicieron que, en un momento dado, Aute y Sabina conocieran mi trabajo, les gustara y me propusieron hacer cosas juntos. Pero yo tengo bastante poco don para las relaciones sociales, francamente.
P: ¿Es real esa imagen de chico tímido que da en el escenario?
R: En el escenario es donde menos tímido soy y en el ambiente cercano tampoco soy tímido, pero no soy una persona que tenga don para las relaciones sociales.
P: ¿Y esa pinta de chavalito que todavía tiene a sus 43 tacos?
R: ¿Sí?
P: ¿Es así por genética o es que, de alguna manera, ha buscado esa imagen?
R: No, en absoluto, yo soy así. La apariencia física me preocupa bien poco. Si sigo pareciendo joven es que soy así.
P: Su segundo apellido es Mansito, ¿se metieron mucho con usted por este motivo?
R: No, la verdad es que no mucho, aunque tuvieran ocasión de hacerlo.
P: ¿Y, realmente, es usted mansito o no?
R: Soy más Mansito que Guerra, sí.
P: Aparte de la música, ¿qué otras aficiones tiene?
R: El cine me gusta mucho.
P: ¿Cuál fue la última película que fue a ver?
R: La última fue una titulada 'Déjame entrar', es una película de vampiros pero moderna.
P: ¿Es un hombre de mitos cinematográficos?
R: Hay directores que me gustan muchísimo. El italiano Federico Fellini, por ejemplo, me encanta.
P: Colaboró con el grupo gallego Luar na Lubre. También sorprende ese vínculo, ¿tiene alguna relación su forma de ver la música con el folk gallego?
R: Sí, porque en mi tradición cultural y mi formación musical tuve una relación con el folk muy grande. Trabajé en Canarias en un grupo que se llamaba Taller Canario, que estaba a medio camino entre el folk y los cantautores. Cuando Luar na Lubre nos llamó para que yo participara, no me pareció una idea del todo descabellada. También colaboré con grupos de folk vascos como Oskorri y la verdad es que he hecho una percusión y he cantado una canción muy bonita y lo disfruté mucho. Así que tengo muchos vínculos con la música folk.
P: ¿Qué recuerdos guarda de cuando, de muy joven, tocaba en las fiestas de los pueblos?
R: Son recuerdos bonitos, pero fue la época más difícil. Era muy joven, tenía mis propias canciones y las intentaba defender, pero me movía en un ambiente de asociaciones de vecinos en un pueblo. El tipo de música que yo proponía no era la que más se escuchaba, eso me creaba dificultades pero, por otro lado, me sirvió para aprender y para rodarme.
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