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Cerca de 1.500 mujeres mueren cada día en el mundo debido a complicaciones relacionadas con el embarazo y con el parto. Desde 1990, se estima que el número de muertes maternas producidas cada año supere la marca de los 500 mil, representando casi 10 millones de muertes maternas durante los últimos 19 años. Los datos se encuentran presentes en el informe "Estado mundial de la infancia 2009", elaborado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Según el informe, la desigualdad entre los países industrializados y las regiones en desarrollo es tal vez mayor en lo que se refiere a la mortalidad materna que en cualquier otro aspecto. Datos de 2005 revelan que el riesgo de muerte como resultado de complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto de mujeres de países menos desarrollados es 300 veces mayor que en el caso de mujeres que viven en países industrializados.
La Unicef alerta además que millones de mujeres que sobreviven al parto sufren lesiones, infecciones, enfermedades y deficiencias relacionadas con el embarazo, acarreando consecuencias para toda la vida. La mortalidad infantil también preocupa al organismo. Casi el 40% de las muertes de menores de cinco años se producen durante los primeros 28 días de vida, lo que corresponde al período neonatal. Tres cuartas partes de las muertes neonatales ocurren durante los primeros siete días. El mayor riesgo se da durante el primer día después del nacimiento, cuando ocurren entre 25% y 45% de esas muertes.
Otro punto abordado por el informe se refiere a la considerable desigualdad sanitaria en materia de mortalidad neonatal. De acuerdo con el Unicef, un bebé nacido en un país menos desarrollado tiene 14 veces más probabilidades de morir durante los primeros 28 días de vida que aquél que nace en un país industrializado. El número de muertes de madres y recién nacidos es muy alto en los continentes africano y asiático, totalizando el 95% de las muertes maternas y cerca del 90% de las muertes de recién nacidos.
Entre las principales causas de muerte materna y neonatal, el informe cita las prácticas de aborto y las complicaciones obstétricas, como hemorragias post parto, infecciones, eclampsia, las obstrucciones durante el parto o parto prolongado. Según el documento, la anemia, el HIV y otros trastornos aumentan el riesgo de mortalidad derivado de la maternidad a causa de una hemorragia.
Por su parte, para los recién nacidos, el Unicef señala que los mayores riesgos se deben a tres causas principales: infecciones graves, asfixia y los nacimientos prematuros. Esas causas representan en conjunto el 86% de las muertes neonatales. El Unicef afirma que la mayor parte de esos trastornos puede ser evitada o tratada con medidas esenciales como la prestación de servicios de salud de reproducción de calidad, la presencia durante el parto de trabajadores de la salud capacitados, acceso a la atención obstétrica.
El informe agrega que se debe crear un entorno propicio para la salud materna y neonatal. Eso quiere decir que es necesario hacer frente a las barreras sociales, económicas y culturales que perpetúan la desigualdad y la discriminación por motivos de género. Entre las recomendaciones, el Unicef sugiere: educar a las mujeres y los niños, y disminuir la pobreza que los afecta; protegerlas del maltrato, de la explotación, de la discriminación y de la violencia; promover su participación y su presencia en la toma de decisiones relativas al hogar, así como en la vida política y económica.
Traducción: Daniel Barrantes - barrantes.daniel@gmail.com
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