Enrique Campang Chang (Desde Guatemala. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)
«Y todo árbol del huerto podrás comer; pero mandó
Yahve Dios al hombre, diciendo: De del árbol del
conocimiento del bien y del mal no comerás, porque
el día que de él comas, ciertamente morirás»
(Génesis 2:16,17)
A raíz de los últimos acontecimientos del calentamiento global, el narcotráfico, la guerra por el petróleo los diamantes de sangre en África, el accidente de la central nuclear de Fukushima, la Biblia da lugar a interesantes interpretaciones; nos da la idea de no consumir un fruto prohibido que tiene como consecuencia la expulsión de Adán y Eva del paraíso y perder la inmortalidad.
«Y todo árbol del huerto podrás comer; pero mandó
Yahve Dios al hombre, diciendo: De del árbol del
conocimiento del bien y del mal no comerás, porque
el día que de él comas, ciertamente morirás»
(Génesis 2:16,17)
A raíz de los últimos acontecimientos del calentamiento global, el narcotráfico, la guerra por el petróleo los diamantes de sangre en África, el accidente de la central nuclear de Fukushima, la Biblia da lugar a interesantes interpretaciones; nos da la idea de no consumir un fruto prohibido que tiene como consecuencia la expulsión de Adán y Eva del paraíso y perder la inmortalidad.
En unas reflexiones de 2007 sobre los problemas primarios de alto impacto o los “Otros pecados originales” a los “Frutos Prohibidos”, equivale al mito de la “Caja de Pandora” sobre los males que azotan a la humanidad de ser liberados.
El árbol de la ciencia del bien y el mal representa a la moral y la ética que advierte del peligro del uso incorrecto de la libertad humana en el manejo de lo que la naturaleza y la ciencia ofrece.
Del primer fruto que puede ser interpretado en el sentido de la desobediencia y culpa hacia el sexo, cubriendo las partes íntimas de Adán y el pecho de Eva. La sexualidad es delicada de manejar; debe ser manejada con amor, solidaridad y madurez; de lo contrario es causa de confusión, daño, enfermedad, ofensa o muerte.
El mito de Prometeo, (Προμηθεύς) el Titán que roba el fuego de los dioses griegos y es castigado por Zeus. El fuego le confiere a la humanidad muchas cosas positivas en su defensa, los metales, preparación de alimentos e higiene, pero mal utilizado causa el desarrollo de las armas de fuego al calentamiento global en la actualidad
El fuego y el oro que le dieron poder, pero también lo enloquecieron en el Éxodo 32 se adora al becerro de oro que es castigado por haber sustituido a Dios por un objeto de metal; son los inicios del paganismo actual hacia el dinero o el poder. El oro produce la codicia en América durante la conquista y destruye a las culturas locales; las fiebres por ese metal en Alaska, California, hoy en Brasil y Guatemala o los diamantes de sangre en África, que son utilizadas por dictadores para financiar ejércitos de mercenarios. El oro, los diamantes y su posterior transformación en dinero son los grandes corruptores de la humanidad.
Los otros frutos prohibidos modernos los relaciono con el petróleo, la manipulación del átomo; la ambición por el poder del petróleo genera guerras como en Irak y Kuwait. Venezuela, Nigeria, Libia o el Medio Oriente no pueden tener felicidad a pesar de poseerlo.
La energía nuclear como es usada como arma y pieza de chantaje en la política internacional por Irán y Corea del Norte. Los desastres nucleares en Chernóbil y Fukushima, Japón evidencian que el átomo como los demás “frutos prohibidos” deben ser manejados con extrema responsabilidad y prudencia (El Plutonio radiactivo tiene una vida media de 24,400 de años).
Escondido en el mismo árbol, siguiendo con la analogía, estaba la amapola y la coca, que fueron útiles para calmar el dolor o superar el malestar de las alturas en los andes o “soroche”; crecieron en paz durante mucho tiempo, hasta que unos le dieron uso incorrecto. Se da la “Guerra del Opio” en China, iniciada por los ingleses. El narcotráfico corrompe gobiernos y destruye sociedades. Estos frutos prohibidos arrastran y seducen a los débiles.
La manipulación del ADN en la guerra, biológica, los transgénicos clonación, células madre o explotación comercial de las súper especies diseñadas a gusto y antojo, se perfila como el próximo fruto problemático de la ciencia. Con el riesgo de jugar a Dios, creando especies difíciles de controlar.
Curiosamente los animales que se quedaron en el Edén mantuvieron si ciclo reproductivo de celo, no jugaron con el sexo, ni encienden fuegos, no se adornan con oro ni diamantes, ni formaron ejércitos para obtener el petróleo, no contaminan el ambiente y ninguna especie hizo bombas atómicas ni reactores nucleares, sólo el estúpido de Adán y sus descendientes, nosotros. ¿Se da cuenta estimado lector sobre el sentido de los frutos prohibidos?
Recomendación: deje el petróleo, el oro y los diamantes en la tierra, el átomo y el ADN no son juguetes, son frutos problemáticos. Felicidades.
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