02 de mayo de 2010
Por Pedro Rioseco
Quito, 2 may (PL) El canto rebelde, de las viejas y nuevas generaciones, el que acompañó las luchas por la segunda y definitiva independencia latinoamericana y se enfrentó a las dictaduras, resonó hoy, triunfante y vigoroso, en el centro histórico de Quito.
La amplia Plaza de San Francisco acogió este domingo el segundo concierto en Ecuador del Festival Latinoamericano y Caribeño Canto de Todos, bajo el auspicio del Fondo Cultural de la Alternativa Bolivariana para las Américas y el Ministerio de Cultura.
La vieja trova que nunca muere y sus nuevas corrientes, sustituyeron nostalgias por alegrías, porque como dijo el trovador chileno Francisco Villa, "no hay gesto más grande y generoso en el ser humano que luchar para que otros toquen el cielo con las manos."
El rechazo al golpe de Estado en Honduras con la condena a la represión impune, el buscado camino de la unidad latinoamericana, y la oposición a las bases militares de Estados Unidos en Colombia, fueron algunos temas en las canciones de más de 20 destacados artistas y grupos.
Músicos, en su mayoría figuras de gran prestigio nacional e internacional, provenientes de Cuba, Venezuela, Bolivia, Paraguay, Ecuador, Nicaragua, Honduras, Chile, Argentina y Perú, actuaron para los ecuatorianos en Santo Domingo de los Tsáchilas y en Quito.
Canciones con rosas y espinas, como el símbolo original de la canción protesta en los años 70, donde el amor trasciende lo personal y abarca en su abrazo los valores esenciales del hombre y la lucha por el bienestar de los pueblos, florecieron en ambos.
Larga sería la lista de destacados artistas, ecuatorianos e invitados, e imperdonable pecar de omisión, por ello, y entre el coro del numeroso público concentrado en esta plaza, preferimos concluir con una canción de Vicente Feliú, uno de sus organizadores.
Cantada a siete voces, como digno final después de escuchar al nicaragüense Luis Enrique Mejía Godoy, el abrazo musical de Feliú y otros seis colegas proclamó "soy de donde soy, de donde habita el corazón, donde se sueña con palomas y se muere por amor."
El canto rebelde demostró hoy que nunca se fue de Ecuador y se mantiene vivo en varias generaciones.
lac/prl
Por Pedro Rioseco
Quito, 2 may (PL) El canto rebelde, de las viejas y nuevas generaciones, el que acompañó las luchas por la segunda y definitiva independencia latinoamericana y se enfrentó a las dictaduras, resonó hoy, triunfante y vigoroso, en el centro histórico de Quito.
La amplia Plaza de San Francisco acogió este domingo el segundo concierto en Ecuador del Festival Latinoamericano y Caribeño Canto de Todos, bajo el auspicio del Fondo Cultural de la Alternativa Bolivariana para las Américas y el Ministerio de Cultura.
La vieja trova que nunca muere y sus nuevas corrientes, sustituyeron nostalgias por alegrías, porque como dijo el trovador chileno Francisco Villa, "no hay gesto más grande y generoso en el ser humano que luchar para que otros toquen el cielo con las manos."
El rechazo al golpe de Estado en Honduras con la condena a la represión impune, el buscado camino de la unidad latinoamericana, y la oposición a las bases militares de Estados Unidos en Colombia, fueron algunos temas en las canciones de más de 20 destacados artistas y grupos.
Músicos, en su mayoría figuras de gran prestigio nacional e internacional, provenientes de Cuba, Venezuela, Bolivia, Paraguay, Ecuador, Nicaragua, Honduras, Chile, Argentina y Perú, actuaron para los ecuatorianos en Santo Domingo de los Tsáchilas y en Quito.
Canciones con rosas y espinas, como el símbolo original de la canción protesta en los años 70, donde el amor trasciende lo personal y abarca en su abrazo los valores esenciales del hombre y la lucha por el bienestar de los pueblos, florecieron en ambos.
Larga sería la lista de destacados artistas, ecuatorianos e invitados, e imperdonable pecar de omisión, por ello, y entre el coro del numeroso público concentrado en esta plaza, preferimos concluir con una canción de Vicente Feliú, uno de sus organizadores.
Cantada a siete voces, como digno final después de escuchar al nicaragüense Luis Enrique Mejía Godoy, el abrazo musical de Feliú y otros seis colegas proclamó "soy de donde soy, de donde habita el corazón, donde se sueña con palomas y se muere por amor."
El canto rebelde demostró hoy que nunca se fue de Ecuador y se mantiene vivo en varias generaciones.
lac/prl
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