A la misma hora que todo el pueblo cubano enfrenta con decisión y heroísmo los gigantescos daños causados por el paso de tres huracanes en la última quincena, los cinco antiterroristas cubanos presos en Estados Unidos cumplen 10 años de encarcelamiento..
Los antecedentes del caso son muy conocidos especialmente por lo injusto de las condenas dictadas contra ellos y por el tortuoso proceso llevado adelante para lograr esas sanciones.
Fernando González, Ramon Labañino, René González, Antonio Guerrero y Gerardo Hernández nunca hicieron otra cosa en territorio de Estados Unidos que recolectar información para impedir nuevos actos terroristas contra Cuba, actividad principal de los grupos contrarrevolucicoarios enclavados en La Florida.
La hostilidad permanente contra la Isla por parte del gobierno de Estados Unidos convirtió en objetivo de su política el ensañamiento contra los cinco cubanos a los cuales, desde el principio, se aplicaron cruentas medidas de prisión.
Así fueron colocados casi desde el inicio en el llamado hueco para un encarcelamiento solitario que buscaba doblegar su voluntad, se les aplicó la prohibición de contacto con sus familiares, dificultó al máximo el trabajo de los abogados defensores y se les distribuyó por distintas prisiones para incomunicarlos entre ellos.
Además del proceso desarrollado en Miami bajo la presión y amenazas de los grupos anticubanos, momentos trascendentes en todo el proceso ocurrieron continuamente.
No es posible obviar el fallo de un panel de tres jueces de la Corte de Atlanta que anuló las condenas y ordenó la celebración de un nuevo juicio, desestimada un año después por el pleno del propio tribunal en forma calificada por muchos de decisión política.
En sus distintos fallos, la Corte ratificó las condenas, negó la realización de un nuevo juicio y posteriormente solicitó reconsiderar las sentencias de Guerrero, Labañino y Fernando González.
Tampoco fue atendido por Estados Unidos el pronunciamiento del órgano de las Naciones Unidas que calificó de arbitrario el proceso judicial seguido contra ellos e incluso su detención, totalmente ignorado por el gobierno estadounidense.
Mucho menos ha tenido en cuenta la administración norteamericana el movimiento mundial reclamando la liberación de los cinco cubanos, que ha incluido desde cientos de personalidades políticas e intelectuales hasta organizaciones sociales y parlamentos.
El ensañamiento lleva al gobierno estadounidense a violar convenciones internacionales e impedir que dos de ellos- Gerardo y René- puedan recibir las visitas de sus esposas, a las cuales se les niega, una y otra vez, el visado correspondiente.
Sin embargo, todo este andamiaje de presiones y desconocimiento de sus derechos no ha impedido que las voces de los Cinco se escuchen reafirmando su resistencia y su lealtad a la Revolución cubana.
Esas actitudes de quienes ahora cumplen 10 años de prisión estuvieron entre las razones que los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular consideraron en el año 2001 para otorgarles el honroso título de Héroes de la República de Cuba.
La resolución aprobada apuntó claramente que ello se hace por la ejemplar dedicación, dignidad y firmeza con la cual cumplieron la sagrada misiòn de defender la Patria y protegerla del terrorismo.
Su conducta ejemplar constituye una hazaña extraordinaria que los hace acredores al más alto reconocimiento y la gratitud del pueblo cubano, sentenció el Parlamento.
Javier Rodriguez Roque
Los antecedentes del caso son muy conocidos especialmente por lo injusto de las condenas dictadas contra ellos y por el tortuoso proceso llevado adelante para lograr esas sanciones.
Fernando González, Ramon Labañino, René González, Antonio Guerrero y Gerardo Hernández nunca hicieron otra cosa en territorio de Estados Unidos que recolectar información para impedir nuevos actos terroristas contra Cuba, actividad principal de los grupos contrarrevolucicoarios enclavados en La Florida.
La hostilidad permanente contra la Isla por parte del gobierno de Estados Unidos convirtió en objetivo de su política el ensañamiento contra los cinco cubanos a los cuales, desde el principio, se aplicaron cruentas medidas de prisión.
Así fueron colocados casi desde el inicio en el llamado hueco para un encarcelamiento solitario que buscaba doblegar su voluntad, se les aplicó la prohibición de contacto con sus familiares, dificultó al máximo el trabajo de los abogados defensores y se les distribuyó por distintas prisiones para incomunicarlos entre ellos.
Además del proceso desarrollado en Miami bajo la presión y amenazas de los grupos anticubanos, momentos trascendentes en todo el proceso ocurrieron continuamente.
No es posible obviar el fallo de un panel de tres jueces de la Corte de Atlanta que anuló las condenas y ordenó la celebración de un nuevo juicio, desestimada un año después por el pleno del propio tribunal en forma calificada por muchos de decisión política.
En sus distintos fallos, la Corte ratificó las condenas, negó la realización de un nuevo juicio y posteriormente solicitó reconsiderar las sentencias de Guerrero, Labañino y Fernando González.
Tampoco fue atendido por Estados Unidos el pronunciamiento del órgano de las Naciones Unidas que calificó de arbitrario el proceso judicial seguido contra ellos e incluso su detención, totalmente ignorado por el gobierno estadounidense.
Mucho menos ha tenido en cuenta la administración norteamericana el movimiento mundial reclamando la liberación de los cinco cubanos, que ha incluido desde cientos de personalidades políticas e intelectuales hasta organizaciones sociales y parlamentos.
El ensañamiento lleva al gobierno estadounidense a violar convenciones internacionales e impedir que dos de ellos- Gerardo y René- puedan recibir las visitas de sus esposas, a las cuales se les niega, una y otra vez, el visado correspondiente.
Sin embargo, todo este andamiaje de presiones y desconocimiento de sus derechos no ha impedido que las voces de los Cinco se escuchen reafirmando su resistencia y su lealtad a la Revolución cubana.
Esas actitudes de quienes ahora cumplen 10 años de prisión estuvieron entre las razones que los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular consideraron en el año 2001 para otorgarles el honroso título de Héroes de la República de Cuba.
La resolución aprobada apuntó claramente que ello se hace por la ejemplar dedicación, dignidad y firmeza con la cual cumplieron la sagrada misiòn de defender la Patria y protegerla del terrorismo.
Su conducta ejemplar constituye una hazaña extraordinaria que los hace acredores al más alto reconocimiento y la gratitud del pueblo cubano, sentenció el Parlamento.
Javier Rodriguez Roque
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