Carlos Tena
inSurGente
Existe la manipuladora y escandalosa manía, sobre todo entre las personas que se tildan a sí mismas de demócratas convencidas ( dime de qué presumes y te diré de qué careces), de comparar las dictaduras militares más sangrientas y crueles de la historia reciente (Franco, Pinochet, Videla, Stroessner, etc,) con las que existían en los llamados sistemas de democracia popular (bloque soviético y ad láteres, excepto la masacrada ex Yugoslavia que jamás formó parte del Pacto de Varsovia), e incluso con el que rige en la actual Cuba, desde que los heroicos rebeldes de Sierra Maestra, como poco años antes los del asalto al Cuartel Moncada, derrocaban al dictador Fulgencio Batista, cuyas policías asesinaron impunemente a miles de ciudadanos con el beneplácito y bendición de los gobiernos de EEUU de Norteamérica. No satisfechas con ello, esas mismas personas llegan a denostar, desde el delirio al que no saben cómo arribaron, de presidentes de gobiernos que, utilizando las urnas que tanto defienden demócratas como Aznar o Rajoy, ganaron de calle las elecciones, a pesar de tener en contra a todos los medios de comunicación públicos y privados, que es lo que ha acontecido en el siglo XXI en Venezuela, Ecuador y Bolivia.
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